1854 días de vergüenza

No se sabe si una semana de paro por aquí habrá dado para mucho o para que muchos se extrañaran. Es probable que no, teniendo en cuenta que este tiempo es muy poco si lo comparamos con 1854 días. Lo que va de un 28 de octubre de 2010 a hoy. De un recurso en el Constitucional.

Así, con más de cinco años de vergüenza de un país que demuestra no tener una justicia justa ni transparente, sino a las órdenes de un gobierno que la maneja y le marca los tiempos en un de aquí para allá. No hace falta escribir muchas letras. Los días de espera hacen el trabajo limpio. 1854 concretamente.

Y hablando de limpio, siete días que ponen en portada lo que un abogado sevillano es capaz de hacer por la fiesta, justo el día que el ayuntamiento de Sevilla anunció que iba a poner la estatua de Curro como merece. Luces, cámara y acción. Pero este Moeckel, bien podría marcar el camino, romperse el pecho y alentar al no desaliento, aunque solo fuera para que viéramos que la sentencia del Constitucional no es olvidada por los de derecho. Aunque sólo fuera para que su defendido Morante pisara de nuevo la Monumental. Aunque sólo fuera para que por una vez se le viera trabajar fuera de un callejón o de un medio de comunicación.

Desde aquel 28 de octubre de 2010 en el que el Partido Popular presentara aquel recurso para que el Tribunal Constitucional derogara la prohibición catalana, la permanencia se ha ido quedando por el camino de muchos, incluidos esos medios taurinos, que miran a Barcelona cada 24 de septiembre para sentirse en paz con Dios. Sin embargo, aquí seguimos reclamando nuestra recompensa al insulto, al agravio.

Por eso, 1854 días después, seguimos mirando de frente a la tauromaquia y a la libertad. Pasará el tiempo, los años con sus meses, sus días, sus horas y sus minutos. Y seguiremos exigiendo una sentencia inmediata al Tribunal Constitucional una vez más.

2 comentarios en “1854 días de vergüenza

    1. Sin ilusión no hay esperanza y sin esperanza, ¿Qué hacemos?, ¿Someternos? prefiero VIVIR como me enseñaron y seguir luchando.

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