Ángel Lería: “El que tiene que embestir es el tío en el ruedo y el tío en la vida”

La UTYAC celebró el pasado viernes 6 de octubre una cena-coloquio con el torero catalán Ángel Lería.

Lería hizo un repaso de su trayectoria como torero, que empezó a los 14 años y finalizó los 28, cuando mató su último toro en la Monumental de Barcelona. Debutó con picadores, con un bagaje escasísimo al aceptar una proposición telefónica de un trabajador de la empresa Balañá, y tomó la alternativa en la misma plaza. Una alternativa que, según él, fue una de las mejores de los toreros catalanes en los últimos tiempos al contar con Víctor Mendes como padrino y con Joselito como testigo. Previamente, en la monumental catalana había toreado 13 novilladas picadas en las que obtuvo 4 orejas, resultado minimizado por el mal uso de la espada. Este hecho se mantuvo durante toda su trayectoria. Recordó la pérdida del triunfo con una corrida de El Sierro, las dos puertas grandes cerradas en los festejos con los astados de Rogelio Martí, las dos orejas de paisanaje, según él, que hubiese cortado en su alternativa y las orejas del Palha que perdió por el mismo motivo. Lería comentaba respecto a los excesivos pinchazos que: “nunca se sabe, pero no creo que hubiese cambiado nada si los hubiese matado bien. Seguramente estaría sentado aquí ahora también“. Hizo balance de su etapa taurina y expresó que: “no me puedo quejar, tengo dos cornaditas y me hubiesen podido pegar 30. Esta ha sido la etapa más bonita de mi vida“. Y prosiguió: “hay que ser consecuente y mirarse a uno mismo. Esto es lo que me ha enseñado el toreo. Los hay que te hablan con la barriga porque tienen que comer y los hay los que te hablan con la cabeza, que eres tú y tienes que saber decir que yo llego hasta aquí“.

Lería reflexionó también sobre la dureza de la profesión: “no se te puede ir un pie, esto está hecho para gente muy privilegiada. La cabeza de una figura es digna de estudio. Son héroes que se juegan la vida cada tarde“. Sin embargo, fue crítico con las figuras actuales y la tauromaquia en general por la pérdida de la esencia y la liturgia. “Estos toreros con tanto valor y tantas cualidades podrían ser el espejo de los jóvenes, pero no lo son. Se conforman con poco. No hay ni uno que tenga la soberbia de decir que es el número uno. Faltan pebrots“, opinó torero catalán.

Como reflexión final sostuvo que: “el que espere el toro en la plaza o en la vida lo tiene muy jodido, el que tiene que embestir es el tío en el ruedo y el tío en la vida“.

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