Barcelona en caída libre

Barcelona sigue sin freno y sin rumbo, avergonzada y acomplejada de su historia, perdida en un espiral autodestructivo que pretende acabar con cualquier símbolo que la identifique, equivocadamente, con España.

La catetez del ayuntamiento de Barcelona no ha tardado en salir a flote. Cuatro meses de la investidura de Ada Colau como alcaldesa de la ciudad han bastado para que ella y su equipo ataquen, por primera vez en su mandato, a la tauromaquia. En esta ocasión el ayuntamiento de la ciudad condal ha impedido que Morante de la Puebla colgase una foto publicitaria suya, en la que aparece fusionado con Salvador Dalí, en una fachada de un edificio privado del paseo Colón. Para entender mejor la obsesión enfermiza que tienen con la tauromaquia cabe decir que el diestro sevillano había ofrecido 50.000€ a los vecinos y 12.000 al ayuntamiento en concepto de impuestos.

Ni por esa gran suma de dinero han aceptado, pues parece que los taurinos no tenemos cabida en la Barcelona multicultural, moderna, plural y diversa que nos quieren vender. Aquella que ahora está gobernada por el partido del pueblo y al que con actos como este da la espalda. Estamos mal vistos por los totalitaristas que acaparan el poder. Ellos son los que poseen la verdad y la certeza absoluta sobre qué tipo de cultura es la buena y cuál es la mala. Como si existiese esta absurda distinción… La intolerancia y el tratar de imponer una única forma de pensar, de disfrutar y en definitiva de entender la vida llevó a declarar en 2004, con el PSC en el ayuntamiento, Barcelona como ciudad antitaurina. Todos los barceloneses bajo una misma etiqueta, sin matices, sin diversidad. Todos iguales. Qué fácil es generalizar y qué peligroso resulta al mismo tiempo.

Aunque este ataque es mucho menor que el que se produjo en 2010 cuando la Generalitat prohibió las corridas, supone otro más a añadir a la amplia lista (el ayuntamiento ya vetó una imagen promocional del World Press Photo en la que aparecía Padilla). Algunos pensarán: total, ja no ve d’aquí… y a otros les dará exactamente igual porque la tauromaquia ni les va ni les viene. Los que sí debería importarnos a todos son los continuos ataques a la libertad, la rapidez con la que se aplica la censura (ya sea en TV3 con el caso de Borrell o con los de Morante o Padilla en las calles de Barcelona) y la lucha constante e incasable para moldearnos a su gusto.

Por suerte, todavía no lo han conseguido, quedamos algunos que nos empeñamos en vivir a nuestra manera. Ya nos vale…con lo fácil que resulta seguir el rebaño. Aunque parezca mentira, seguimos teniendo tiempo y una match ball que es la del Tribunal Constitucional para exigir la libertad que nos arrebataron para ganar cuatro miserables votos. Si como dicen los rumores la sentencia es favorable no podemos fallar, ni nosotros ni el inactivo sector taurino. No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando intenten saltarse la ley a la torera (la CUP ya ha llamado a desobedecer las leyes españolas). Pero bueno, no avancemos acontecimientos que primero habrá que ver si los rumores sobre la sentencia son ciertos.

Como dijo Miquel Iceta, líder del PSC, en el Kikiriki de canal plus, los toros volverán cuando haya demanda social. La hay y lo tenemos que demostrar, para que así, de una vez por todas, podamos volver a ser libres en nuestra tierra.

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Un comentario en “Barcelona en caída libre

  1. ¿Dónde queda aquello de la libertad de expresión? Los políticos que nos gobiernan en gran parte son aquellos de los que se manifestaban bajo el lema de “Prohibido prohibir”…

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