El naufragio de Madrid

En su día creímos que Simón Casas podía ser un buen empresario para Madrid y albergamos ciertas ilusiones hacia lo que podía suponer su gestión al frente de Las Ventas. Fuimos de los pocos que decidimos dar un margen de confianza a Simón con la esperanza que revitalizara el ambiente taurino en Madrid y acabara con los tintes grisáceos de la anterior empresa. Se esperaba ilusionadamente o, mejor dicho, ilusamente que Madrid volviera por sus fueros con una programación original, atractiva y que devolviera el interés a la afición venteña. Sin embargo, transcurrido el primer tramo de la Feria de San Isidro, no podemos hacer otra cosa que constatar como nuestras ilusiones iniciales se desvanecen completamente ante un mal planteamiento del ciclo isidril con carteles poco rematados y con un fiasco ganadero de considerable magnitud. El trueque y retrueque de la casta ha producido un efecto desolador en nuestra cabaña brava, creando un toro afable, descastado y sin un ápice de fuerza. El gran Álvaro Domecq escribió hace tiempo que la suavidad en gran dosis puede matar la bravura, la raza, la casta y el genio. Y en esas estamos.

Los toros que ha traído Simón a Las Ventas son impropios para lo que es, o tendría que ser, la primera plaza del mundo. Casas nos vendió la feria del siglo y, de momento, es la feria de la vergüenza. Mucha publicidad, mucho humo y muy poco toro. Se está valencianizando la plaza de Madrid, con el medio toro inválido y aborregado que abre la boca a la primera carrera y se desmorona. Este toro, sacado de tipo y que hunde cualquier posibilidad de triunfo. Quizás sea el momento de replantearnos el toro que tiene que salir a Madrid. Se ha comprobado que el mastodonte no embiste. Es preferible que el toro no se saque de tipo y se respete el trapío de cada encaste. A partir de ahí lo que hay que exigir es que el toro tenga movilidad, una buena dosis de casta para imprimir emoción a la faena, que no se caiga y que tenga las defensas intactas. Mientras se insista en este toro pasado de kilos, sin movilidad y sin trapío, el resultado será siempre previsiblemente catastrófico.

Ahora, en el segundo tramo con las figuras, la «cosa» puede empeorar aún más. Si con los toreros más bien modestos hemos podido ver toros descastados y algunos sospechosamente afeitados, no queremos ni imaginarnos cuando lleguen los grandes ases del toreo. Se puede acabar de hundir la Feria y acabar con la paciencia de la sufrida afición madrileña que al final va a cerrarse a blancas ante tal desaguisado.

Foto: captura de pantalla de @javitaurino

5 comentarios en “El naufragio de Madrid

  1. ¡Ya está bien de meterse con Joan Colomer! ¡Es de muy maleducado presentarse ridiculizando su apellido! Unos toros sueltos de Alcurrucén y Jandilla no tapan que esta sea la peor feria de San Isidro de la historia. Simón Casas dijo que habría 14 llenos de no hay billetes y llevamos más de la mitad de la feria y sólo ha habido dos. Ginés Marín salió por la puerta grande y vuelve dos dias después y no se llena la plaza. ¿Por qué? Porque no hay aficionados. Sólo palmeros orejistas. Es lo mismo que pasó en Barcelona. Se empezaron a regalar orejas, se perdió la exigencia y el aficionado desertó. Lo están intentando con Madrid, con la insetimable ayuda de los comentaristas del Plus, que han hecho mella hasta en el bueno de Paco March, que también ha sucumbido. Sólo nos queda Colomer.

  2. Ahora no dice nada el calamarasa
    CUVILLO ALCURRUCEN JANDILLA
    Y LOS TOREROS JULI CASTELLA GINÉS TALAVANTE todos de la fit o del sistema q críticas tanto boca chancla!

    1. Señor del 4: Me da que se va a tragar usted esas palabras a partir del domingo, que es cuando llegan los toros y los toreros a Madrid. Boca chancla ud y todos los que regentaban ese tendido en Barcelona.

  3. Bueno con el respeto que se merecen los aficionados de Madrid es culpa de ustedes mismo por que porque ahi les gusta ver el toro grande lleno de kilos toros que parecen caballos asi de altos con unas pezuñas enormes pero de que sirve toros sin movilidad sin casta salen del primer puyazo y ya No! Sirven se caen y que tienen que hacer los matadores dos trapazos por la cara y entrar a matar y quien sale pejudicado el aficionado que paga el abono por lo tanto hay que pedir el toro con movilidad menos kilos y tematar bien los carteles.

    1. De acuerdo con su comentario. La moda del Toro grandón se está trayendo abajo la fiesta. Lo que está faltando es educar a la afición, a esos que no permiten un toro pequeño sin considerar su procedencia o encaste. El “Monoencaste” es un plato de guisa ya conocida, toreada por figuras que ya no se dan el trabajo de LIDIAR a un Toro Bravo. El reglamento planteado para Plazas de Primera en el que la báscula mata al toro pequeño está acabando con encastes bravos, los cuales dos décadas atrás eran los favoritos en Madrid, toros que permitían que las figuras de verdad triunfen con ellos. Culpable es la afición que exige toros grandes, sacados de tipo que solo llevan tamaño y no esencia. A veces me pregunto ¿los antitaurinos están afuera o están entre nosotros?
      Yo creo que deberíamos reflexionar, conocer un poco más al toro, no es solo de plaza, sino también de campo. Es necesario conocer y comprender los encastes, reformular el reglamento en cuanto a la bascula, exigir ganaderías que tengan procedencia distinta a la de Domecq (sin desmerecer a las ganaderías procedentes de la mencionada que están seleccionando sus toros con horizonte). Somos los aficionados los que desembolsamos de nuestros bolsillos y como tal estamos en todo el derecho y el deber de exigir, para reinvindicar la fiesta de los toros. Reinvindiquemos al TORO BRAVO!!!!

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