Lloret, mejor un expolio que un toro

Lloret de Mar cerró sus puertas a la tauromaquia una tarde de septiembre del año 2003. Con el derribo de su plaza de toros y el nuevo proyecto para la ciudad, se suponía “dar la alternativa con estos nuevos equipamiento al turismo de sol y playa“.

Con estas declaraciones, el entonces alcalde de Lloret, Xavier Crespo, de la ya desaparecida CiU, se olvidaba añadir el cambio del toro por el de la mafia. El del torero por el del ruso. El del reloj de la plaza por el de pulsera valorado en 2.200 euros. El de los ingresos en impuestos por los festejos taurinos por los 133.754 euros que dejó de ingresar el consistorio por el favor de Crespo al constructor Petrov y a su empresa Development Diagnostic Company (DDC), la encargada de ejecutar las obras en los magníficos equipamientos que ocuparían el solar de la antigua plaza de toros. Nada les hacía sospechar a los guardianes de Catalunya de CiU que ese tal Petrov era el hombre en España de Víktor Kanaikin, otro poderoso empresario ruso que manejaba ingentes cantidades de dinero de dudoso origen. Y mucho menos, pudieron sospechar que Petrov se relacionaba con Semion Mogilevich, uno de los diez más buscados por el FBI.

Pero el alcalde no estaba solo, le acompañaba un tal Josep Valls, teniente de alcalde del mismo partido, de la misma calaña y presidente del club de fútbol que recibía ingresos del ruso. Y para rematar, la esposa del alcalde era vicepresidenta del club de hockey, untado también por Petrov. En definitiva, que Crespo, ha sido condenado con una multa de 450.000 euros y le obliga, además, a devolver los 2.200 euros del reloj, los 5.000 de un viaje a Rusia y los 133.754 euros que el Ayuntamiento de Lloret dejó de ingresar para favorecer a Petrov, además de nueve años y medio de inhabilitación. , eso no es , comparado con el lujazo de acabar con la fiesta de los toros.

Una vez más, el animalismo utilizado como arma política para contentar a unos pocos. Poco importa que con el fin de aquella plaza de José Luis Andrés (que cerraba sus puertas un 12 de septiembre de 2003, con un cartel con Alfonso Casado y José Montes ante toros de Coimbra) Lloret de Mar entrara por la puerta grande de la corrupción. El toro se cambió por el robo, por la tortura de unos políticos, otra de vez de CiU, que a cambio de un puñado de dólares sacrificaban a su Catalunya.

Convergència, cruzada antitaurina y corrupción. Una conexión directa de los que ahora quieren encerrarse en solitario en, repito, su Catalunya. Conmigo que no cuenten. Ni por todo el oro de Moscú.


 

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