Plaza de toros de Alcúdia (Mallorca). Jueves 25 Julio.  Festejo de rejones. Cinco novillos de San Mateo y San Pelayo, bien presentados, que dieron buen juego y propiciaron el triunfo de los actuantes. Raúl Martín Burgos (traje corto) dos orejas y dos orejas. Joao Moura (vestido a la Federica) oreja y dos orejas. Por colleras (en el quinto) dos orejas. Aparentemente media entrada. Empresa: Alcúdia Taurina. Se guardó un minuto de silencio por los fallecidos en el trágico accidente de ayer noche en Santiago de Compostela

Acudir a un festejo por Sant Jaume en la localidad mallorquina de  Alcúdia supone, a priori, asumir una  jornada tremendamente calurosa y supone predecir la consiguiente lluvia de trofeos.

Un festejo en Alcúdia es, desde hace más de dos décadas, sinónimo de triunfalismo, de fiesta, de jolgorio y jarana, invitándonos incluso, en ocasiones, a pasarnos por el mismísimo forro actitudes deplorables a manos de profesionales. Lo de hoy… lo de hoy es un suma y sigue.

Se anuncia un festival de rejoneo y, excepto los caballistas, las cuadrillas al completo luciendo sus mejores galas en plata, azabache e hilo blanco. El sobresaliente también brilló… pero por su ausencia.

Lo de los banderilleros solicitando los apéndices desgañitándose con gestos propios de cualquier altercado, son ya una costumbre. Pero, contemplar en el tendido al mismísimo Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea” en calidad de ganadero y a los componentes de la empresa Alcúdia Taurina solicitar, sólo ellos, la vuelta al ruedo del cuarto novillo, ha sido lamentable. La Presidencia, por supuesto, ha sucumbido a la petición.

Del resultado artístico del festejo cabe destacar que los cinco novillos recibieron dos rejones de castigo. A alguno de ellos con uno posiblemente hubiera sido suficiente. Raúl Martín Burgos destacó por las banderillas al violín al primero que se paró pronto y por las dos rosas a dos manos clavadas en el tercero. Anduvo bien. Templado con las monturas. Rejón de muerte trasero y contrario pero fulminante en el primero y rejonazo de muerte en el tercero le valieron cuatro orejas.

Joao Moura destacó por el toreo a dos pistas en sus dos oponentes. Clavó dos cortas en el segundo y tres en el cuarto que fueron jaleadas por el respetable. Anduvo animoso toda la tarde. Mató al segundo de dos pinchazos, rejón de muerte muy trasero y descabello. Oreja. Y pinchazo, rejón muy trasero y contrario y descabello en el cuarto. Vamos, que anda mal con los rejones de muerte, pero da igual. Cortó otras dos orejas.

En el quinto, que actuaron por colleras, dio la sensación de que posiblemente había mucho animal para tan poco ruedo. Dos orejas también.

Al final, en hombros.

Por otra parte, justo es reconocer el inmejorable aspecto que presenta año tras año el coqueto coso alcudiense. Impecablemente pintado y remozado con todas sus dependencias en perfecto estado. Resultado del esfuerzo humano y admirable afición  por parte de los componentes de la citada empresa.

Y por último, lamentar que en los exteriores de la plaza un grupo de energúmenos intolerables han llegado a confundir su derecho a manifestarse en contra de sus ideales con un comportamiento propio de una raza animal todavía por determinar, insultando a aficionados y profesionales con una sarta de improperios graves que, por vergüenza ajena y porque supera lo soez y violento, obviaré reproducir.