Juego de Tronos

En la famosa serie de Juego de Tronos dicen que o ganas o mueres, donde solo hay un rey, pero ayer a las 20:54 se coronó uno nuevo y recoronó al viejo. Alberto Aguilar, el nuevo rey saliendo a hombros, Fernando Robleño, como maestro.

Alberto Aguilar se ganó el año pasado retar al rey de Céret en el ruedo y la ADAC con gran acierto diseñó el cartel con los toros cárdenos de Lanzahíta. Saludaron tras el paseíllo el rey más allá del muro y el aspirante. Antes de explicar lo que pasó en cada toro, hay que indicar que para ser un mano a mano faltaron los quites. Es verdad que en Céret se quiere ver la suerte de varas, pero aun así se puede torear con el capote.

Confitero salió sin rematar a los burladeros y Robleño le enjaretó dos verónicas por cada pitón y una gran media que fueron los primeros óles de la tarde. Tres veces entro Confitero al caballo arrancándose con alegría y realizando una importante pelea. Se desmonteró tras dos buenos pares Jesús Romero. Empezó la faena Robleño doblándose con Confitero. Se plantó en los medios y le puso la muleta por la derecha para tirar del toro en línea y desangañar al astado. En la siguiente se lo enroscó y se escucharon los óles, tres tandas de tragar y aguantar con mucha importancia. Por la izquierda el toro no pasaba y ayudándose con la espada Robleño lo enseñó para volver a la derecha, pero el toro ya había aprendido, sacó algún pase más el rey en el norte, pero la espada le privó de la oreja.

Castellano I fue el primero de Aguilar que lo recibió en el tercio enfrente de toriles, único astado junto al cuarto de toda la feria parado en esa zona. Lo paró con dos verónicas y varias dudas que terminó con una media. Aguilar le hizo una nefasta lidia hasta que apareció un rubio vestido de plata que no era un Lannister sino Iván García. Dos entradas sin nada a destacar. Aguilar con la muleta naufragó ante la mirada del ganadero y el rey del pasado de Céret (El Fundi) que se encontraban en el callejón. Por la izquierda no hizo por ponerse y por la derecha cuando se puso el toro embestía con todo por abajo y bien. Fue un espejismo ya que el aspirante solo se puso una tanda.

Robleño quería defender su plaza y puso rodillas en tierras, le tocó levantarse ya que Chumbero le vino atravesado. En lidiador se lo llevó a los medios para colocarlo de una buena manera. Chumbero entró dos veces al caballo sin dudarlo, colocando la cabeza abajo y empujando de buenas maneras en el segundo encuentro. Al igual que en la serie los actores secundarios son importantes y hay que destacar la tarde de Miguel Martín saludando tras dos buenos pares. En la muleta el toro fue otro cantar, midiendo cada vez que pasaba y alguna miradita al torero de esas que quitan el aliento. Robleño se puso en el sitio y sacó muletazos con ambas manos de importancia. Los dos pinchazos y el descabello se llevaron la oreja al desolladero.

Camionero embistió con las manos por delante en los primeros capotazos de Aguilar que volvió a demostrar confianza en su capote para sacarle cinco verónicas, una chicuelina y una media al escolar. Un toro que se dejó pegar en las tres varas, entrando la primera al relance y las otras dos desde la media distancia. En este astado llegaron los mejores pasajes de la tarde, dos tandas con la izquierda que hicieron rugir la plaza. Con la derecha no bajó la faena con dos tandas donde la naturalidad y el remate con un cambio de mano fueron importantes. Remató la faena con ayudados por abajo y una estocada le hizo cortar la primera oreja de la tarde.

Fernando Robleño salió enrabietado con su terno de grana y azabache (con lo bonito y lo que cuesta ganarse el oro) pero al igual que en la serie como dice la bruja roja la noche es oscura y alberga horrores. Así fue el quinto Escolar de nombre Madrileño, un horror por sus hechuras de toro antiguo. Su juego fue igual que sus hechuras, feo y malo. Tampoco ayudó la lidia que le hicieron y la suerte de varas de Francisco Javier González que se fue abroncado por el público. Robleño fue todo disposición y querer hacerlo todo por abajo. Madrileño tenía su peligro, pero de ese que ahora llaman peligro sordo. Robleño se puso por ambas manos de verdad aunque aquello no rompió y de nuevo la espada lo difuminó.

Sevillano cerró la feria de Céret de 2017 y se encontró con el capote de Aguilar que no hubo lucimiento, pero sí lidia. Sevillano entró cuatro veces al caballo recibiendo tres puyazos ya que en el último desequilibro al caballo y al picador. La primera vara fue importante al meter los riñones, la tercera y cuarta se arrancó desde lejos pero al notar la puya dudó entre irse o quedarse y se fue. Dejó dos buenos pares Iván García en ejecución y no tanto en colocación y por eso se llevó la ovación aunque no se desmonteró. Brindó Alberto Aguilar a Fernando Robleño una faena donde de nuevo brillo al natural, sobó y tiró líneas al principio para fijarlo y que humillara el Escolar y una vez conseguido hizo el toreo bueno y caro. Una gran estocada le sirvió para cortar la oreja que le permitía salir en volandas de la plaza. El presidente al igual que en la novillada del Raso de Portillo premió con una vuelta al ruedo injustificada y poco solicitada por el público. Saludó el Mayoral que dio la vuelta al ruedo con Aguilar una vez que éste la había dado de manera solitaria.

Alberto Aguilar se fue en volandas por los areneros, sabiendo que es el nuevo rey por estas tierras pero no en solitario, solo el tiempo dirá si su reinado ha sido duradero.

Céret. 16 de Julio. Casi lleno. Seis toros de José Escolar, bien presentados a excepción del quinto. Premiado con la vuelta al ruedo el sexto. Fernando Robleño: Ovación, ovación tras aviso y ovación. Alberto Aguilar: Silencio, oreja y oreja.

Otros Datos: El sobresaliente fue Alvaro de la Calle. Se quedo desierto el premio al mejor picador.

 Foto: Cultoro

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