La Fundación. Con a. De momento.

El ayuntamiento de Madrid elimina los toros de su página web. Córdoba declarada antitaurina. Baleares al borde del abismo. Catalunya cada vez más lejos del presente taurino. Tipos que llaman asesinos a toreros. 

El Tribunal Constitucional callado excepto cuando recibe una orden de urgencia. Ciudad Real se queda sin subvención. La Coruña ya perdió su feria el agosto pasado. Y tantas otras que me debo dejar en el olvido. Ninguna de ellas ha merecido la enérgica acción de casi nadie del sector. Salvo alguna honrosa excepción que apenas recuerdo, tan solamente (y solos) los aficionados han reaccionado o, al menos, lo han intentado. A golpe de Trending Topic, de pancartas, de ir a plenos de ayuntamientos donde se debatía el futuro de cualquier disciplina taurina, de presentar denuncias en un juzgado, de pagar su entrada porque la mejor manera de defender esto es yendo a los toros.

Y ya está bien. Si a la nueva Fundación del Toro no se le ocurre nada mejor que sacar un comunicado por lo último de Carmena, aquí falla algo. No es cuestión de impaciencia. Es que no es tiempo de literatura, que además únicamente leeremos los aficionados en esos portales taurinos. Es tiempo de acción inmediata donde se debe de tener. Es el momento de decir alto y claro si ese artículo 3, entre otros, de la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural sirve para actuar: “En su condición de patrimonio cultural, los poderes públicos garantizarán la conservación de la Tauromaquia y promoverán su enriquecimiento, de acuerdo con lo previsto en el artículo 46 de la Constitución“.


Si no sirve, que digan que nos metieron un golazo desde el Gobierno, después de estar doce meses recogiendo firmas a pie de calle a ritmo del timo del tocomocho. Si esa es la Fundación, el ente, que nos debe representar, defender y hacer evolucionar, ya va tarde. Ahora que parece que empresas como la de Castellón van a financiarla con 50 céntimos de cada entrada vendida en la Magdalena (al estilo francés ) les sugiero una primera inversión: un billete de metro para acercarse al Constitucional y un vuelo a Mallorca. Será maravilloso y sorprendente. Y lo sugiero por dos dos cosas: una, porque es de ley. Otra, porque curiosamente algunas localidades se han encarecido esa mitad de euro, por lo que esa financiación tiene pinta de pagarla el de siempre. Ni vista para eso han tenido.

¿Y el resto? Dejaron pasar otro año por que estaban en temporada, el invierno porque hace frío. Pero llega la primavera, ya están otra vez anunciados en sus plazas, con sus ganaderías, con su gente, sus amigos y con sus manos a manos. Y antes, algún viaje pendiente a esas américas donde aún queda algo de oro por explotar y terreno por el que pasar y no vuelva a crecer la hierba.

Todo en orden. Sin sentencia que pueda comprometer a no sabemos qué. Balañá también sigue callado. Matilla ya no juega a reunión apoyá en el quicio de la mancebía. Mientras, aquí encaramos el quinto año sin toros. Otros pueden que alcancen el primero. Y muchos lo ven venir. Ya no es cosa de los catalanes. Ya no somos tan raros.

De verdad, que salga bien lo de la Fundación. Que no cambie la a por la i.

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