El torero catalán Serafín Marín ha tenido una temporada marcada por la escasez de contratos, habiendo lidiado únicamente dos corridas de toros: Cenicientos y Barbastro.
Tras una destacada actuación el año pasado en Las Ventas, donde no toreaba desde hacía ocho años, Marín esperaba regresar esta temporada a Madrid y que se la abrieran las puertas de otras plazas. Sin embargo, estas ilusiones no se han materializado, dejando al torero con una campaña más corta de lo deseado. En Cenicientos, pocas opciones tuvo con su primer oponente, muy agarrado al piso, y en su segundo no consiguió levantar la faena a pesar del largo trasteo. En Barbastro fue el menos afortunado con el lote y vio como sus compañeros de cartel, Imanol Sánchez y El Galo, se iban en hombros, mientras que él solo escuchó una ovación en el primero. La espada no funcionó ninguno de los dos días.
La temporada ha culminado, además, con el fin de su relación profesional con su apoderado Javier Campillo.
Sus cuatro compromisos han sido los siguientes:
3 de julio. Mombeltrán (Ávila). Festival sin picadores. Oreja a un novillo de Hato Blanco.
27 de julio. Carpio de Tajo (Toledo). Festival sin picadores. Dos orejas a un novillo de Peñas Blancas.
15 de agosto. Cenicientos (Madrid). Corrida de toros. Silencio y silencio en sus dos toros de Conde de la Corte.
8 de septiembre. Barbastro (Huesca). Corrida de toros. Palmas y ovación en sus dos toros de Camino de Santiago.