Manolete volvió a ser protagonista en Barcelona. Nicolás Sampedro consiguió hacer interesante una conferencia sobre Manolete, del que casi todo se ha dicho y escrito.
El tercer acto del Ciclo de Conferencias de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya empezó con la proyección de tres fragmentos de video en los que aparecía Manolete toreando en México, uno de ellos en la corrida inaugural de la Monumental de México.
A partir de ahí, el escritor colombiano detalló el toreo del Califa. Según él, Manolete fue un torero largo y corto a la vez. Lo primero debido a que fue el torero hasta esa fecha que más toros le valieron para torear y lo segundo debido a su escueto repertorio basado fundamentalmente en el toreo natural con ambas manos.
El conferenciante explicó que para Pepe Alameda, la tauromaquia de Manolete tuvo dos grandes pilares. Uno de ellos fue el toreo de perfil y en línea natural que aplicaba el torero a sus oponentes. Además, les dejaba venir desde su terreno hasta el del torero. Por otro lado, Manolete fue capaz de aprovechar la media arrancada del toro de la época gracias a su colocación tan próxima al astado y por mantener la muleta retrasada a la altura de la cadera. Esta manera de torear generaba incertidumbre al no saber si el toro cogería la muleta o el cuerpo del toreo al arrancar su embestida. Pero Sampedro adjuntó uno más. En su opinión, Manolete fue un claro exponente de la escuela cordobesa sustentada sobre las tauromaquias de Lagartijo, Machaquito y Guerrita, entre otros. De este último fue de quien Manolete heredó el toreo de perfil. Pero bebió también de otras fuentes. De Chicuelo aprendió la colocación y de Belmonte la suavidad en los trastos, otorgar las ventajas al toro, la capacidad de aguante y tener las plantas de los pies asentadas complemente en la arena. Además, él fue el primero en meterse en la jurisdicción del toro y convertir los dos terrenos (el del toro y el del torero) en uno mismo, sostuvo el escritor.
Sampedro siguió profundizando en el toreo de Manolete, que no por su menor variedad fue menos complejo. Manolete les bajó la mano como pocas veces se había hecho, casi nunca finalizaba las series con pases de pecho, y cuando los realizaba, éstos eran forzados. Toreó de forma particular a la verónica a dos manos, a pesar de no ser el capote su fuerte. En cambio sí lo fue la espada donde lo ejecutó con pureza hasta el trágico desenlace.
Sorprendentemente, Manolete dijo que cargar la suerte y adelantar la pierna era una ventaja para el torero. Nicolás, autor del libro Cargar la suerte, justificó que Manolete sí que cargó la suerte ya que quedaba excelentemente colocado al reponerse el toro en cada muletazo.
Como curiosidad, Fernando del Arco, presente en la mesa que comentaba Alejandro Gasch, contó que el torero cordobés nunca quiso torear en Talavera de la Reina, donde 30 años antes Bailaor había terminado con la vida de Joselito. Por último, agregó que Manolete nunca puso banderillas vestido de luces y que tan solo existen tres fotografías del diestro con los palos pero vestido de corto o de paisano.