La Unión de Taurinos y Aficionados de Catalunya aprovechó su cena de Navidad para homenajear al banderillero Vicente Osuna, retirado forzosamente de los ruedos al finalizar esta temporada.
El torero de Viladecans sufrió un grave percance en Ávila en 2020. Durante los últimos dos años pasó por las manos de los mejores doctores, fue operado en dos ocasiones y aunque luchó para recuperarse completamente, la pérdida de facultades para ejercer su profesión era notable. Los médicos acabaron dándole la incapacidad.
Osuna se va sin rencor, solo tiene palabras de agradecimiento. Aunque su sueño era ser figura del toreo, no busca excusas. “Yo tenía muchas facultades, pero me faltaban muchas más para ser figura”, comentó Vicente durante el coloquio. Esa etapa, cuando trataba de lograr su objetivo, fue la más bonita para él, pero llegó un día que, haciendo un ejercicio de realismo y tras consultarlo con su mujer Verónica, decidió hacerse banderillero. La promesa que se hicieron fue clara: tenía que conseguir ser uno de los mejores.
A las órdenes de Serafín Marín se dio a conocer y ya con López Simón vivió la grandeza del torero. Dio varias vueltas a España, entró en los mejores carteles, conoció América y cruzó 5 veces la Puerta Grande de Madrid acompañando a su matador. “En esos momentos no me cambiaba ni por López Simón, quería disfrutarlo como banderillero”, reconoció Osuna. A pesar de esas buenas vivencias, no disfrutó siempre debido a la exigencia y presión de estar en esos carteles, esas fechas, esos compañeros y siempre sentirse en el punto de mira.
De una manera u otra, Vicente seguirá vinculado con el mundo del toro, realizado alguna función en la que pueda aportar algo positivo y espera poder anunciar noticias pronto.
En este homenaje, UTYAC no le entregó ninguna placa ni ningún trofeo, pero Vicente Osuna recibió el cariño, respeto y admiración de aficionados, amigos, profesionales como Juan Carlos de Alba y de los matadores Ángel Lería y Maxime Solera.