Esperanza en el décimo aniversario de la última alternativa catalana

El domingo, Mario Vilau se dio a conocer ante los aficionados más exigentes del circuito taurino. Muchos habían escuchado —o leído— su nombre, pero pocos lo habían visto torear. En su quinta novillada picada en Europa, el joven catalán se encargó de confirmar todo lo que sus partidarios venían anunciando desde hace meses.

No era un secreto que, dentro de la ADAC, existían ciertas dudas sobre él. Del mismo modo, en las tertulias taurinas de Barcelona, no faltaban voces que consideraban precipitada su inclusión en los carteles de Céret. Algunos opinaban que habría sido más prudente afrontar su primera temporada con compromisos de menor importancia, para luego, con más rodaje, pisar el ruedo francés con mayores garantías. Como si en Céret existieran las garantías. Ya sabemos que en España todos somos entrenadores de fútbol y apoderados de toreros.

Pero Vilau tenía claro lo que quería. Fue él quien pidió estar en Céret. Confiaba en sus capacidades y lo demostró desde el paseíllo. No se dejó intimidar por sus compañeros de cartel: si ellos fueron dos veces cada uno a recibir a sus oponentes a la puerta de chiqueros, él fue tres. Incluso salió a recibir al sobrero de Quintas. Tampoco se amedrentó ante Canadiense, un berrendo en negro con el que protagonizó una faena vibrante, rubricada con una estocada entera que le valió una oreja, a cambio de una cornada con tres trayectorias.

Salió del minúsculo ruedo ceretano en volandas, llevado por los areneros, con una sonrisa dibujada entre el dolor y la conciencia de que este triunfo no es una meta, sino apenas un paso más hacia su verdadero destino: la alternativa. Su puerta grande coincidió con el décimo aniversario de la alternativa de Jesús Fernández, el último matador catalán. Por ahora. Vilau sigue dando motivos a la afición catalana para volver a soñar con un diestro al que seguir. Y todo parece indicar que, con él, la Cataluña taurina tendrá quien la represente desde el ruedo. De verdad.

Foto: Philippe Gil Mir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *