Una tarde para la historia en Inca

La plaza de toros de Inca fue escenario este domingo de una de esas tardes que reavivan la pasión por la tauromaquia. Se celebró una corrida concurso de ganaderías con ejemplares de Adolfo Martín (1º y 5º), Partido de Resina (2º), Fermín Bohórquez (3º y 4º) y Fuente Ymbro (6º), en manos del rejoneador Andy Cartagena y los diestros Antonio Ferrera y Borja Jiménez.

Los toros, de excelente presentación y con trapío que ofrecieron juego desigual, pero momentos de gran emoción.
Se apostó por un tercio de varas que nunca llegó a cuajar, hubo intención, pero no éxito.
La empresa Balears Cambio de Tercio volvió a poner en pie a la afición mallorquina con una propuesta seria, apostando por la verdad del toro y recuperando el sitio perdido por años de festejos deslucidos. La gestión de Francisco D’Agostino está dando frutos, y sería deseable que en el futuro también mirara hacia los jóvenes novilleros baleares que claman por una oportunidad.

Abrió plaza un cárdeno claro de Adolfo Martín, armonioso y de bella estampa. Tras el primer rejón de castigo se vino arriba y respondió con clase al segundo. Faltó transmisión y la faena no terminó de conectar con los tendidos. Cartagena falló al primer intento con el rejón de muerte, pero clavó certeramente el segundo. El toro cayó sin puntilla. Justo entonces irrumpió en el ruedo el activista antitaurino Peter Janssen, quien fue reducido de inmediato. En medio del desconcierto, oreja.

El segundo, de Partido de Resina, fue un toro serio, con presencia y raza. No humilló en el saludo capotero, pero mostró fijeza. Recibió tres puyazos, de los cuales solo uno fue efectivo. Ferrera entendió a la perfección al animal. Se puso al natural, lo sacó a los medios y, poco a poco, fue imponiéndose. Logró ligar tres derechazos de gran calidad, aunque la faena quedó sin premio por culpa de dos pinchazos y una estocada baja. Silencio.

El tercero, de Fermín Bohórquez, tuvo buenas hechuras. Borja Jiménez lo recibió con verónicas templadas y remató con delantales. Lo dejó largo al caballo, y el toro respondió con alegría y fijeza. En la muleta comenzó con elegancia desde el estribo. Por el pitón izquierdo el toro protestaba, pero por el derecho ofrecía profundidad y nobleza. Jiménez firmó una faena ligada y torera. La estocada, algo desprendida pero efectiva, le permitió cortar una oreja de peso.

El cuarto tocó en suerte al rejoneador Andy Cartagena, que brilló con un toro bajo, encastado y enclasado de Fermín Bohórquez. Toreó con suavidad y temple, llevándolo cosido a la montura, toreando a dos pistas. La faena fue creciendo hasta estallar con las banderillas a dos manos y un rejón de muerte certero. Dos orejas y rabo.

El quinto, de Adolfo Martín, mostró clase de salida, pero pronto evidenció falta de fuerza y mansedumbre. Ferrera, firme y entregado, puso dos pares de banderillas y comenzó la faena en la querencia, con temple y espacio. Toreó con inteligencia, adaptándose al toro, y terminó con una estocada soberbia que la plaza celebró con entusiasmo. Se le concedieron dos orejas de justicia y un rabo excesivo.

Y con el sexto llegó el éxtasis. Saltó al ruedo “Impecable”, número 25, de Fuente Ymbro. Un toro de clase excepcional, recibido por Borja Jiménez con una larga cambiada junto a tablas. Recibió dos puyazos en lo alto y una lidia de banderillas medida. En los medios, Borja inició con un pase cambiado por la espalda y dos derechazos rotundos. Por la izquierda dibujó naturales de seda; por la derecha, impuso su temple y mando. El toro era una joya. Y el sevillano lo entendió con una faena grande, redonda, en los medios, por ambos pitones. Los tendidos, convertidos en un clamor, pidieron el indulto. Desde el palco asomó el pañuelo naranja y Borja continuó toreando mientras la plaza rugía: “¡Torero, torero!”. Sin lugar a dudas este indulto dará mucho de qué hablar. Dos orejas y rabo simbólicos coronaron un cierre histórico.

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