Hoy se cumplen cuarenta años de la alternativa del matador de toros barcelonés Francisco Javier Batalla. Nacido un 23 de abril de 1947 en la conocida calle Mallorca de la ciudad condal y sin antecedentes taurinos en su familia, Javier dejó sus estudios de medicina para dedicarse entera y apasionadamente al mundo de los toros.
Javier Batalla se vistió de luces por primera vez en la localidad zamorana de Villamar de los Escuderos. Protagonizó una interesante carrera novilleril sin picadores en las plazas de Girona, Lloret de Mar, Olot y Figueres. Debutó con los del castoreño en la plaza de toros de Tarragona el día 11 de junio de 1972. A partir de esta fecha conseguirá importantes éxitos en el ruedo de la “Monumental” catalana y llegará, incluso, a torear en Colombia.
El 5 de octubre de 1975 se doctoró como matador de toros en la Monumental de Barcelona. En este festejo se lidiaron cuatro toros de Javier Pérez Tabernero Sánchez ( primero, segundo, tercero y quinto ) y otros dos (cuarto y sexto) de la vacada de los Sres Hijos de Don Bernardino Giménez Indarte. El maestro catalán Joaquín Bernadó actuó como padrino de la ceremonia siendo Paco Bautista el testigo de la misma. El toro de la alternativa lucía el hierro y las cintas de la ganadería de Javier Pérez Tabernero y se llamaba “Cartero”. El astado, negro, bragado y calcetero de pinta, pesó 554 kilos y no le puso las cosas fáciles al toricantano. “Cartero” llegó con embestida poco clara y tirando gañafones a la pañosa de Batalla. El diestro barcelonés prologó su muleteo con torerísimos doblones y destacó en el trazo de una bella serie de naturales que aderezó con rodillazos de gran ebullición y manoletinas. Se demoró con los aceros de muerte y paseó por el anillo. Al segundo de su lote, “Acelerado”, le hilvanó un trasteo sobre la mano zurda en el que intercaló vibrantes muletazos de hinojos. Salió arrollado de uno de ellos y el burel le rasgó la taleguilla sin mayores consecuencias. Atronó al toro de pinchazo, casi entera y un repique con el de cruceta y fue despedido con una calurosa ovación.