La tragedia volvió a sobrevolar el mundo de los toros cuando el pasado miércoles un toro corneó en el cuello al novillero César Pacheco durante una novillada en Calasparra. El percance, que mantuvo en vilo a la afición durante varias horas, podría haber tenido un desenlace fatal de no ser por la rápida actuación del banderillero Jesús Fernández, quien, sin dudarlo, taponó la herida con su mano para evitar lo peor.
El torero de Sant Boi de Llobregat jugó un papel fundamental para mantener en vida al novillero zacatecano, que llegó a la enfermería sin tensión, “casi cadáver“. El Dr. Ricardo Robles después de salir de la operación comentó que identificaron “varias trayectorias, una de ellas hacia la columna posterior que ha disecado la carótida y la yugular” y agradeció la intervención de Fernández: “el subalterno que le ha puesto la mano en el cuello al ver la hemorragia ha contribuido mucho. Eso ha hecho que llegara con menos sangrado. Aunque sólo fueran 30 segundos, ese tiempo de hemorragia en la arteria carótida externa es importante”.
Por su parte, el banderillero ha expresado a través de sus redes que “no estaba dispuesto a que se me fuera un amigo en mis brazos, por eso mi reacción fue taponar la herida“. Fernández, último torero catalán en tomar la alternativa, las ha visto de todos colores en la profesión, ha saboreado el triunfo y los sinsabores, pero asegura que “las palabras de los médicos al salir del quirófano me hicieron ver que realicé lo más grande que puedo hacer en esta profesión: contribuir a que César hoy siga con nosotros”.
El novillero sigue estable dentro de la gravedad en el Hospital de Caravaca de Murcia, aunque su evolución es favorable. Pacheco abandonó la unidad de cuidados intensivos y el viernes fue trasladado a planta, donde se muestra animado a pesar de los fuertes dolores.