Roca Rey y Pablo Aguado: ¿la rivalidad que necesita la tauromaquia?

Cuando parecía que no surgirían nuevas figuras que ilusionaran a la afición, cuando el futuro se veía muy oscuro, cuando hasta los menos pesimistas empezaban a serlo, irrumpieron con fuerza dos jóvenes valores de la tauromaquia: Roca Rey y Pablo Aguado.

Este artículo quizá sería más propio de final de temporada. De tardes de invierno de sofá y manta, sin toros, pero con más tiempo para reflexionar, una vez recuperado de los puñetazos de Roca Rey y Pablo Aguado. Combinaciones letales al mentón y al hígado que nublan la visión, te dejan grogui. Puede que esta rivalidad sea más fruto de un delirio colectivo que de una realidad sostenible en el tiempo. Igual seguimos conmocionados. Pero, ¿acaso no es bonito emocionarse con dos toreros jóvenes y soñar con el inicio de una nueva era en la tauromaquia?

La afición está pidiendo que se dé continuidad a esa rivalidad nacida en Sevilla el 11 de abril de 2019. La Maestranza convertida en MGM Grand Arena de Las Vegas. O en manicomio. Aguado golpeó primero y ganó el combate estelar de la feria. Si de boxeo se tratara, el árbitro habría parado la pelea en el tercer por KO técnico. Las casas de apuestas habrían quebrado. ¡Qué faenón de Aguado al tercer Jandilla de la tarde! Volvió a golpear siete días después en Madrid, pero pinchó. Aguado había cabreado a la fiera. A los cinco días, apareció la figura mundial con el orgullo tocado y derribó la Puerta Grande de Las Ventas. Roca Rey es ya una realidad.

“Roca Rey no sabe torear”. “Aguado no tiene motor”. Los detractores de unos y otros ya empiezan a tirar de tópicos para minimizar los triunfos del adversario. Qué bien vendría una pareja de toreros con conceptos opuestos y una legión de partidarios apasionados detrás. Los Lagartijo y Frascuelo del siglo XXI. La historia se podría repetir aparejando al torero de arte –Lagartijjo/Aguado- con el torero de valor –Frascuelo/Roca Rey-. La de juntar dos toreros distintos es una fórmula que ha funcionado siempre. Joselito y Belmonte fue la más famosa de la historia; la de Lagartijo y Frascuelo, la más longeva y la de Chamaco y Bernadó, la más importante de Barcelona. Sus partidarios se discutían, peleaban e incluso llegaban a las manos.

Si viviera el bueno de los Balañá, Don Pedro, este domingo habría un mano a mano entre Roca Rey y Pablo Aguado en Barcelona. En caso de triunfo les repetiría el jueves siguiente. Ahora tenemos a Simón Casas, que a pesar de sus muchos defectos es el único romántico capaz de promover una rivalidad como esta. Puede que la pareja no cuaje, pero por lo menos no nos dejéis con la duda. La pelota está en el tejado de los empresarios y de los matadores.

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