Después de Guerrita… Bombita y Machaquito

De vez en cuando es necesario desempolvar la historia para evitar que degenere en tópico. Esto es lo que me propuse el viernes pasado en la segunda conferencia de la Feria de Otoño organizada por la Casa de Madrid en Barcelona.

La época liderada por Bombita y Machaquito, comprendida entre 1900 y 1913, es una gran desconocida. Fruto de la desinformación o de la mala intención, lo que ha llegado a nuestros días sobre esas dos grandes figuras no termina de ser ajustado a la realidad. Por lo menos, a lo que se escribía hace más de 100 años.

Con la célebre frase lapidaria de Guerrita al retirarse en 1899 que decía “después de mí, naide… y después de naide Fuentes” se pretendió reducir a la mínima expresión ese período y ningunearlo hasta bautizarlo como la “época de los naide”. Un error considerable, ya que esa frase de Guerrita tuvo una caducidad muy corta. Fuentes era el único que se salvaba en ese preciso instante de la historia donde Espartero había muerto, Reverte estaba acabado taurinamente por culpa de una cornada, Emilio Bomba había perdido facultades físicas rápidamente y Mazzantini ya se encontraba al final de su trayectoria. ¿Dónde estaban Bombita y Machaquito? El sevillano tenía un mes escaso de alternativa y el cordobés todavía pasaría un año más en el escalafón novilleril. Eran dos toreros nuevos y completamente por hacer, pero que escalarían en poco tiempo hasta las dos primeras plazas y no las dejarían escapar hasta 1913 cuando deciden poner punto y final a sus gloriosas vidas en los ruedos.

Durante más de una década cargaron en sus hombros con el peso de la tauromaquia en un período de máxima dureza. Bombita siguió por la línea marcada por Lagartijo y Guerrita, su toreo estuvo enfocado en el dominio y el poder, abriendo el compás, bajando la mano, jugando con los vuelos y tratando de dar cierta continuidad a las embestidas. Ese mismo concepto sería el que haría suyo Joselito unos años más tarde. Machaco, más parecido a Frascuelo, se sostuvo arriba por su entrega absoluta y por poseer la mejor espada de la época.

En el año de su adiós siguieron consiguiendo triunfos importantes, eran dos matadores con un pundonor muy marcado que no se dejaron ganar la pelea ni en los últimos días de su trayectoria. A pesar de que algunos aseguren que se fueron humillados, sobre todo Bombita, por Joselito, hay numerosos artículos y crónicas de ese mismo año señalando claramente que Ricardo y Rafael seguían ocupando la primera fila y les pedían que continuaran tres o cuatro temporadas más. Bomba y Machaco se fueron llenos de triunfos, con los oídos borrachos de tantas ovaciones y siendo los número uno del momento. En su retirada, algunos revisteros presagiaron tiempos oscuros para la tauromaquia. Aunque ya venía pisando fuerte el menor de los Gallo, Belmonte acababa de doctorarse, justo el mismo día de la despedida de Machaquito. Fallaron estrepitosamente en su pronóstico, pero muestra que no era tan evidente en el año 13 que esos dos importantísimos diestros fueran a protagonizar la época dorada del toreo.

Alrededor de estas ideas estructuré la conferencia. El reto de sentarse a hablar de toros delante de la entendida afición barcelonesa fue considerable. La bondad de los tuyos convive con la exigencia y si las cosas no hubieran rodado, cada vez que me los cruzara me recordarían el petardo. Fue un honor poder hablar en la mítica Casa de Madrid (también Casa de la Tauromaquia y Casa de la Libertad) de una época apasionante y habrá merecido la pena si algún aficionado salió pensando que después de Guerrita… Bombita y Machaquito.

 

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