Entre los corrillos de aficionados, ahora cada vez más virtuales, se barajan varios matadores para elegir al triunfador absoluto de la temporada sin llegar todavía a un acuerdo.
El año 2021 llevará el nombre de Morante de la Puebla escrito en letras de oro, independientemente de si es el triunfador o no. Morante, como Rafael El Gallo, compite consigo mismo. Por lo menos este año, los anteriores ni con él mismo lo procuraba.
Emilio de Justo para otros es el vencedor indiscutible, los triunfos en las dos plazas de mayor importancia lo avalan. Suenan con bastante menos fuerza Aguado y Ortega por sus cumbres artísticas.
Y resulta curioso que solo nos acordemos de Roca Rey cuando toca señalar al derrotado. Claro, para ser buen aficionado hay que despreciar al peruano. Dejando emociones, conceptos, expresiones artísticas, sensibilidades y otros elementos sumamente ligados a la subjetividad, me propongo a analizar los números de su temporada. ¿Ha sido un fracaso la temporada de Roca Rey?
Ya avanzo la respuesta para el que no quiera seguir leyendo: de ninguna manera. El que haya abierto el enlace deseando leer cómo descuartizaba a Roca Rey podrá volver a sus tareas diarias. El que se quede, en las siguientes líneas encontrará una justificación numérica de su año.
Morante de la Puebla cargó con el peso de la temporada y sumó 49 festejos. A Roca Rey le encontramos en segunda posición con 37 festejos, uno más que Emilio de Justo y Manzanares. De los cuatro, fue el peruano el que más corridas toreó en plazas de primera (10), solo superado por Ferrera y Luque. Pisó todas las plazas más exigentes Sevilla (3), Málaga, Córdoba, Dax, Arles, Béziers, Nîmes, Vistalegre (2), Santander, Gijón… Puede saber a poco, pero en una temporada tan atípica esa cifra no es nada despreciable puesto que Bilbao, Valencia y Zaragoza no dieron toros.
En cuanto al número de orejas se sitúa en lo más alto de la tabla. Roca Rey cortó el 50% de las orejas de los toros que mató (79 orejas de 80 toros lidiados). De media, cortó una oreja por toro que lidió, una cifra descomunal y más teniendo en cuenta que el 68% de ellas las obtuvo en plazas de primera o segunda. También lidera la clasificación de trofeos en esas dos categorías de cosos. A modo de comparativa, De Justo cortó 71 orejas, el 60% en ese tipo de cosos, un porcentaje inferior al de Andrés aunque envidiable también. El extremeño es el único que medio aguanta la comparación.
Además, no se negó a torear con ningún compañero. Ni con las figuras consagradas ni con los toreros que amenazan con discutirle su puesto. Estos fueron los compañeros con los que más alternó: Morante (8), Emilio de Justo (8), Aguado (8), Juan Ortega (5), Manzanares (5). También se enfrentó en mano a mano con sus mayores rivales: Aguado (2), Ortega (1) y Luque (1). Profundizando más, en enfrentamientos directos con los que más coincidió, rara fue la vez en la que no salió victorioso, en cuanto a número de trofeos. De las tardes que actuó con Morante, cortó 14 orejas y un rabo por 6 del genio de la Puebla; con Emilio está más ajustado, 18 a 15 a favor de Andrés y más diferencia hay con Aguado, que solo obtuvo 5 mientras Roca Rey llegó a las 20. De estos 24 enfrentamientos directos, solo cortó menos orejas que sus competidores en 4 ocasiones.
El mayor error de su temporada posiblemente haya sido no seguir por la línea que estaba marcando Morante y abrir el abanico ganadero. Más allá de uno de Adolfo en Arles y una de La Quinta en Santander, lo demás ha sido más de lo mismo. Una decisión incomprensible, considerando la muleta poderosa y dominadora que posee.
Una vez vistos los números se me hace difícil interpretar su temporada como un fracaso. Roca Rey quedó segundo del escalafón, fue el que más orejas cortó en total, en plazas de primera y de segunda, toreó el 70% tardes en estos cosos y fue el que más faenas de dos orejas realizó (28) y en enfrentamientos directos casi siempre venció. Como indican las cifras, no se escondió del público ni de sus rivales, ahora bien, su ausencia de Las Ventas, que no de Madrid pues hizo doblete en el San Isidro de Matilla, y la decisión de reducir su presencia en televisión ha podido minimizar la difusión de su meritoria campaña. Como ha sido siempre, al torero dominador y regular en el triunfo se le exigirá más que al torero de arte que deja un destellos cada tres tardes.
Los datos ayudan a argumentar y sirven como indicadores aunque pueden ser demasiado fríos y más si se trata de analizar un espectáculo trágico, artístico y mágico como este. En este caso, los números respaldan a Roca Rey y hay que tener en cuenta que las orejas no solo son despojos, también son el resultado de la emoción provocada.