50 años de la presentación de “El Cordobés” en Figueres

El próximo domingo 7 de mayo se cumplirán cincuenta años de la presentación del matador de toros Manuel Benítez “El Cordobés” en la plaza de toros de Figueres. Sin duda alguna, el diestro de Palma del Rio acaparó la atención del cartel programado con motivo de la celebración de las tradicionales fiestas de la Santa Cruz de la capital ampurdanesa. En el festejo de hace cincuenta años, se lidiaron toros charros de la divisa azul, caña y rosa distintiva del hierro de Abdón Alonso Velasco que resultaron regulares en cuanto a juego y terciados en cuanto a conformación zootécnica. Acompañaron a Manuel Benítez “El Cordobés”, el catalán Joaquín Bernadó y el también matador de Palma del Rio, Antonio Ruiz “El Barquillero”.

“El Cordobés”, que vistió un precioso terno de corinto y oro, defraudó a los aficionados en su primer antagonista al que no quiso ni ver y al que suministró una serie de mantazos absurdos.

Con el negro lucero “Rosito“, quinto de la tarde, se mostró abúlico y se lució solo en dos tandas de redondos y otra tanda de espaldinas de su particular y heterodoxo estilo. Mató de un espadazo casi entero, buscando la salida y se le divieron las opiniones en ambos oponentes.

Bernadó quitó garbosamente por chicuelinas a su primer enemigo y destacó con la flámula en tres soberbias tandas de naturales ayudados con el estoque. El mal manejo de la tizona le privó de cortar trofeos. Al segundo de su lote, “Gramizo“, un precioso berrendo en negro, le instrumentó una faena de gran pureza y clasicismo que remató de un estoconazo hasta la gamuza chispa desprendido. Dio la vuelta al aro.

Poco baqueteado pero de corte valiente, se presentó “El Barquillero“. Con “Cigarrito“, un toro negro, girón y lucero que se colaba peligrosamente, desmereció una arrojada y meritoria labor con el mal uso del pincho. Con el segundo de su lote “Rondeño“, negro girón de capa, el exvendedor de barquillos lo saludó de hinojos con la tela escarlata e hilvanó un arriesgado muleteo ya que la res entraba al engaño con la cabeza descompuesta. Fue ovacionado al pasaportar al astado.

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