Desencanto absoluto en la carta de presentación de Tauroemoción. Han aterrizado en Inca con el mismo talante de las empresas que cruzan el charco para dar toros en Mallorca, de ‘holidays’. Un potente equipo, el de Tauroemoción, gestionando una veintena de plazas, hastiados de recorrer toda la geografía española, llevando a cabo corridas de importancia, relevancia y peso y han llegado a Mallorca desembarcando sus migajas. Miserias.
La pantomima de lo de ayer, fue más de lo mismo a lo que la afición taurina está acostumbrada. Astados chicos, flojos y carentes de emoción. Otra injuria, otra tomadura de pelo más. Lo mismo de siempre pero con picadores. Todo un detalle. No es precisamente esta la fórmula para recuperar el esplendor de décadas pasadas como manifiestan que son sus pretensiones. Para traer espectáculos como el de ayer no se les va a echar de menos.
Las gestiones empresariales de los últimos años han abocado en una Mallorca taurina verbenera, de poco fuste. La recuperación de la fiesta de los toros en Mallorca solo es posible si regresase el toro mínimamente decente, con algo de emoción y, al menos, aunque sea con aparente verdad. Es obligado volver a poner en valor la dignidad de los festejos devaluados por los propios toreros, ganaderos y empresarios. Y el equipo de Tauroemoción es capaz de ello.
La recaudación comportaba dos euros de beneficio por entrada vendida independientemente del tipo de localidad adquirida. Los festivales, señores, si no son total y absolutamente benéficos, en Ibiza, que allí son más de festivales y también están de ‘holidays’.
Las trabas burocráticas y económicas, las presiones antitaurinas, la prohibición de la entrada de menores, los controles antidopping y todas las lamentaciones que públicamente ha implorado estos días Tauroemoción, son archiconocidas desde hace ya casi un lustro. Nos le ha pillado por sorpresa. Sabían, pues, con lo que se iban a encontrar. Por lo tanto, está fuera de lugar venir aquí con lamentos y contar detallada y públicamente el coste de montar toros.