Carlos Ruiz Villasuso; indocumentado en la ley autonómica balear y carente de rigor sobre Palma

En referencia al programa taurino Tendido Cero emitido este pasado sábado 13 de agosto a las 14:05 horas en La 2 de TVE, en alusión al reportaje a modo de resumen que proyectaron de las corridas de toros celebradas en Palma de Mallorca los días 4 y 5 de agosto, como espectador ‘in situ y motivado por la vergüenza ajena sentida, que roza hasta el insulto, tras escuchar su relato a modo de crónica, junto a las imágenes que le daban apoyo, sírvase este escrito con el fin de puntualizar ciertos aspectos deprimentes ante las indecentes e inaceptables manifestaciones vertidas en su programa.

Mire, Don Carlos, ya está bien. Ya está bien de que a los aficionados de Mallorca pretendan tomarnos por auténticos ignorantes y recibamos, además, un trato indecente, agravados más aún si de reputados periodistas se trata en un programa especializado en materia taurina.

No es de recibo, es intolerable, que con el reconocido calibre que atesora usted tras décadas al frente de la información taurina, sea capaz de rubricar ciertos comentarios sobre los festejos acontecidos en el Coliseo Balear. Es aberrante y una burla.

Vayamos por partes. Efectivamente, tal y como indica, la respuesta de público en ambas funciones “fue bastante”. Según sus propias palabras, acudieron entre 4000 y 5000 personas sendas noches. Tenga a bien añadir a su comentario, Don Carlos, que fue más que aceptable si se tiene en cuenta que Funciones Taurinas se ha ido encargando temporada tras temporada de conminar al aficionado a que no asome ni el hocico la temporada siguiente, consecuencia de embarcar rumbo a Mallorca los despojos y bazofias que hay en el campo bravo.
Alude usted de manera asombrosa a la aceptable respuesta por parte del público, asombro derivado, según usted, por todas las imposiciones legales y todas las trabas que dice haber para dar toros. Hay que aclararle, señor Ruiz, que las leyes taurinas vigentes en la Comunidad Balear, o imposiciones a las que refiere, solo afectan de manera contraproducente para que asistan menores a los espectáculos. Una discriminación en toda regla. Es verdad. Una injusticia. Pero del resto, nada interfiere negativamente a que el respetable acuda o no al coso. Ni siquiera la prohibición de venta de alcohol en el interior del recinto, que tanta importancia se le está dando, porque convendrá conmigo que, precisamente, durante la pasada feria de San Isidro se ha cuestionado la venta de alcohol en la plaza de Las Ventas.

Metiéndonos ya en faena, deprime soberanamente escuchar de su viva voz que “los toros en Palma de Mallorca tuvieron una presencia bonita, agradable de cara y algunos toros incluso terciados” y continua diciendo, para contradecirse, que “la corrida de Algarra estuvo bien presentada, con algún toro terciado” aludiendo por segunda vez de manera despectiva y en actitud consentida y conformista al tipo de toro que sale en Palma de Mallorca o “por lo menos que ha salido durante eta feria”.

¿Qué feria, señor Ruiz? ¿De qué feria está hablando? ¿De la feria de la desfachatez y la deshonra de lo taurino? ¿Se atreve a catalogar de feria los dos birriosos festejos que tuvimos que aguantar y soportar por enésima vez aquellos que sí pasamos por taquilla? ¿Esa es la feria a la que se refiere?

Y, cuando comenta que “este es el tipo de toro que sale en Palma”, ¿qué nos quiere dar a entender?
El Coliseo Balear, Don Carlos, es plaza de segunda categoría, debe usted tener conocimiento de ello. ¿Acaso no es motivo más que suficiente para que los astados que salgan por chiqueros sean más decentes que los lidiados en esto que cataloga usted como feria? Coincidirá conmigo que el trapío de lo que saltó al ruedo no se correspondía en absoluto con el peso que rezaba en la tablilla. Porque si no coincide, señor Villasuso, tiene usted un problema grave de visión.

Hágaselo mirar un poquito Don Carlos y, si el sistema o su posición en el trono que ocupa en la televisión pública le coartan la libertad de narrar los hechos tal y como son y le faltan agallas para reclamar el toro digno que debe salir por los chiqueros de una plaza de segunda categoría y para denunciar la nefasta gestión empresarial, nos hubiera bastado con habernos deleitado con uno de esos reportajes musicales con los que nos brindan sobre las corridas de rejones.

Los corridos de Zalduendo en la nocturna del jueves 4 de agosto fueron indecorosos, impresentables e inválidos. Una corrida anovillada y algunos animalitos abecerrados. Haga el favor, de revisar el reportaje que retransmitieron en su programa, concretamente el pasaje de las imágenes de El Juli con un animalito de aplatanados pitones para darse cuenta de ello.

Señala usted que, el segundo, el de Cayetano, fue un inválido. No solo el segundo, señor Ruiz Villasuso, toda la corrida rodó estrepitosamente por los suelos. ¿La vio o se la han contado? Porque si estuvo en la plaza, coincidirá conmigo en que nos enviaron a Palma, una vez más, los despojos y bazofias de la ganadería brava. ¿Acaso en el pasaje que emitieron del quite de Tomás Rufo, no detecta usted que el animal está paralítico? Sin embargo tiene el descaro de manifestar que la corrida de Zalduendo fue desigual. Desigual, ¿en qué? ¿Se refiere acaso a las paupérrimas caras y con astas desigualmente manipuladas? ¿Es a eso a lo que se refiere?

La indignación, Don Carlos, corre al contemplar a figuras ante toros con pitones desmochados, arteramente destrozados a serruchazos, ante paralíticos toretes y se incrementa cuando por culpa de periodistas como usted se empeñan en ocultar y enmascarar la realidad de una Fiesta vapuleada en la isla tras más de tres décadas por empresarios, toreros, chuflas, intrusos, sinvergüenzas y caraduras varios y, periodistas que, como usted, son incapaces de denunciar los males que pudren los cimientos de la Tauromaquia en un canal de la televisión pública, por ejemplo.

Con respecto a la segunda corrida del 5 de agosto ha omitido comentar la desfachatez y falta de respeto de la llegada tardía de los diestros hasta 15 minutos después del horario programado del inicio del espectáculo que retrasó sucomienzo 20 minutos. Plaza de segunda, Don Carlos, de segunda categoría, recuérdelo.

El primer toro de Manzanares, como bien se puede apreciar en las imágenes que retransmitieron, no le llegaba al alicantino ni a la altura de sus santos bemoles. A eso llama usted un toro terciado.

Tras el reportaje de la corrida, se sumó un anexo para tratar aquellos inconvenientes que dicen ustedes que sufrimos en la isla. Belén Plaza, en un repaso a los puntos que se mantienende la controvertida ley autonómica, hace especial referencia a los controles antidopaje a toros y toreros y añade, que “son trabas legislativas para obstaculizar el normal desarrollo de la tauromaquia”.

Como se puede demostrar, porque ahí están las celebracionesde los festejos, no hay nada que obstaculice el normal desarrollo de la tauromaquia sobre los puntos que han quedado vigentes de la denominada ley taurina balear. Desconozco si han invertido ustedes algo de tiempo en documentarse sobre el tema en cuestión pero, visto el programa y el reportaje en cuestión, da la sensación de que no y despliegan un amplio repertorio de desconocimiento sobre este asunto.

Le aclaro que existe una  falta de desarrollo reglamentario de la ley 9/2017 del 3 de agosto de la regulación de las corridas de toros y protección de animales en las Illes Balears, concretamente en lo que a controles antidopaje de los animales que tengan que ser toreados y de los profesionales taurinos que intervengan en el toreo antes y después del espectáculo se refiere, debido a la falta de órdenes anteriores y posteriores para la ejecución y aplicación de la citada normativa y que el texto carece de la necesaria precisión mínima para poder llevarlo a efecto. Los puntos concretos son marcar el procedimiento y material necesario para la toma de muestras de sangre para las reses de lidia y los caballos de picar ya que en la citada normativa vigente no se encuentran regulados los análisis de muestras biológicas con carácter previo ni posterior a la lidia, hecho que carece de acto, resolución u orden que la habilite legalmente. Carece de procedimiento concreto a seguir, carece de definición y de determinación que lo hagan posible. Se debe determinar el momento anterior o posterior al desembarque y/o lugar donde deben realizarse, los medios necesarios para llevarlo a cabo, y quién debe tomar la decisión u opción del momento en que se realiza así como los medios necesarios en cada uno de ellos para llevar a efecto las tomas de sangre. También deben indicarse las cantidades de muestras de sangre que se han de tomar para ambos supuestos y reconocer el contenido de cada frasco a enviar para el análisis y contraanálisis.

Lo mismo sucede con los toreros. No hay establecido el protocolo del momento anterior y/o posterior a la lidia en que se debe llevar a cabo la extracción. Si se debe realizar en el hotel, previo a la salida de los matadores y sus cuadrillas hacia la plaza, o si se debe realizar en la misma enfermería del coso momentos previos a la corrida, antes del paseíllo. Tampoco está establecido ni el laboratorio que debe realizar las extracciones, ni el equipo médico responsable, ni las cantidades de las muestras así como el laboratorio donde deben ser analizadas. Por todo lo cual, debieran ustedes saber, pues, que no existe ningún protocolo de controles antidopaje y que, por lo tanto, no obstaculiza el que se puedan dar toros porque los controles no se realizan.


En este mismo reportaje, David Devis Ferrer, de Comunicación del Coliseo, en un alarde de contradicciones, hizo hincapié en los problemas que existen para dar toros. Según Devisdebido a la insularidad, los precios en agosto están por las nubes, se multiplican, y todo se encarece para la organización de llevar a cabo un festejo taurino. Lo que omite el señor Devis Ferrer es que los precios de las localidades también se ven incrementados y ya llevan implícitos esos gastos. La entrada más barata costaba 50€. Hay que aclarar que el inconveniente de la insularidad a la hora de dar toros también existía, y en peores circunstancias logísticas, hace 40 ó 50 años cuando se celebraban toros cada domingo. Alude, Devis, también, a los artículos que han quedado vigentes de la ley taurina balear afirmando “que el espectáculo se hace inviable”. Si se hiciera inviable, David, no se hubieran celebrado. Brillante intervención, también, del portavoz de comunicación.

Señor Carlos Ruiz Villasuso, de verdad, en un alarde de honestidad, enfúndense por una vez el terno de la vergüenza torera e inviertan el tiempo de un solo programa en investigar y dar a conocer públicamente por qué realmente no se celebran más toros en Palma, si tal y como usted indica hay afición suficiente y el respetable acude de forma masiva al coso. ¿Por qué no realizan un trabajo de investigación y hablan claramente de los motivos por los cuales la Monumental de Barcelona permanece cerrada aun pudiéndose celebrar espectáculos taurinos? ¿O es que quizás no les conviene y lo que continua fallando es el sistema y la posición que ocupan como periodistas les condiciona y coarta?