El auge de las clases prácticas, uno de los mayores problemas para los novilleros sin caballos

La sede de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya volvió a abrir sus puertas para acoger un coloquio sobre las escuelas taurinas entre los matadores José María Fijo “El Ciento” Enrique Guillén, que fue moderado por Joan Adell.

El Ciento, Presidente de la Unión Internacional de Escuelas de Tauromaquia, entidad fundada en 2018 que pretende aglutinar cuantas más escuelas de tauromaquia posibles alrededor del mundo para hacer frente a los problemas comunes y recurrentes que se encuentran, comentó alguno de ellos. Uno de los más importantes es el auge de clases prácticas en detrimento de las novilladas sin caballos, que dificulta llegar al mínimo de 10 novilladas exigidas por el Ministerio de Cultura para poder debutar con caballos. Muchos novilleros se encuentran en la situación de haber toreado decenas de clases prácticas, pero escasas novilladas. El también profesor de las escuelas de Málaga y Écija reconoce que este tipo de festejos permiten a sus alumnos ponerse delante de animales bravos en público, pero al mismo tiempo es partidario de diferenciar visualmente una clase práctica de una novillada, vistiendo de corto, sin banderilleros y con un máximo de cuatro animales en el primer tipo de festejo. Guillén, director de la Escuela Taurina de Catalunya, no se mostró en contra de las clases prácticas, pero opinó que no se pueden hacer festejos gratuitos, ya que “cuando acostumbras a la gente a no pagar, arruinas una plaza“.

Apretados por Adell en algunos aspectos, negaron que los toreros de escuelas salgan todos idénticos, cortados por el mismo patrón. José María afirmó potenciar la personalidad de cada uno de sus alumnos y Enrique aseguró que “Mario, Alba, Hugo o Ángel -presentes en el acto- pueden levantarse ahora mismo y pegar una verónica distinta cada uno de ellos“. Respecto a la suerte suprema, el matador catalán explicó que la manera de matar un toro es muy diferente a la de un añojo. No se puede matar en corto y por derecho a un añojo, puesto que son muy correosos. El Ciento sí que reconoció un fallo que suelen tener, como es el educar para el triunfo y no para el fracaso. Comentó que el problema es el 95% de los que no llega a ser torero y que él trata que el tiempo invertido en la escuela no les impida su desarrollo profesional en la vida. Además, añadió que la manera de dirigirse a los alumnos ha cambiado mucho, ahora hay que tener más tacto, medir más las palabras y saber perfectamente a quién apretar más.

Para cerrar, Enrique se mostró satisfecho con 2022, siendo para él “un año soñado“. Cuando tomó las riendas de la escuela se encontró con “chavales más de edad de aficionados prácticos y ahora hay un grupo de jóvenes que da gusto trabajar con ellos“. Actualmente hay 8 alumnos, que han participado a lo largo de la temporada en 50 tardes, entre clases prácticas, bolsines, tentaderos y otros tipos de festejos. Todo lo logrado ha sido gracias al trabajo desinteresado de su Junta Directiva y a aportaciones económicas de socios y aficionados, la única fuente de ingresos de la Escuela Taurina de Catalunya.