Directo y sin tapujos. De espantoso debe ser catalogado el ridículo al que se han expuesto los integrantes del Govern del Pacte con ‘su’ ley de ‘toros a la balear’ que, por cierto, no se dieron nunca y, por tanto, decir que el TC “recupera” las corridas con muerte, puede dar a entender que alguna vez se dieron festejos incruentos.
No les fue suficiente con que a mediados del 2017 el Gobierno Central les advirtiese. El Tribunal Constitucional, ahora, ha vuelto a dejar al descubierto las carencias de aquellos que nos gobiernan.
PSIB-PSOE, MÉS y Podemos en Baleares pueden acostarse tranquilos. Que se echen una siesta tras el mayor de los batacazos políticos logrado después de más de tres años vendiendo humo.
¡A ver qué les van a contar ahora Armengol y compañía a quienes se las prometían con finiquitar la Tauromaquia!
Más de tres largos años perdiendo el tiempo y el dinero de la ciudadanía -la taurina y la anti- con borradores de prohibiciones, con sesiones parlamentarias, con disparatadas y absurdas votaciones pretendiendo burlar leyes y derechos ambicionando apuntillar un espectáculo blindado.
El Tribunal Constitucional les dejó claro en septiembre del 2016, como consecuencia del recurso por la prohibición de los toros en Catalunya, que las comunidades autónomas pueden legislar pero siempre dentro de las competencias que les otorga la ley de potestades administrativas en espectáculos taurinos. Además, existe una sentencia del TSJB de febrero de 1992, referente a las partes sustanciales de la lidia y un reglamento nacional de espectáculos taurinos.
La ley “toros a la balear” llevaba consigo la más absurda y sincera ignorancia de aquellos que la aprobaron. En ningún caso la regulación autonómica podía infringir las leyes nacionales que definen y protegen la Tauromaquia. No podía suponer la imposibilidad de celebrarla según se contiene en las leyes nacionales que son competencia del Estado. Pero ellos, el Govern del Pacte, seguían adelante, remando en contra de la ley nacional (18/2013, de 12 de noviembre) que protege la tauromaquia como patrimonio cultural del pueblo español. Pero, ¡en manos de quiénes estamos!
Constatada la sentencia de 80 páginas, que se armen de vergüenza torera y salgan en volandas por la puerta grande reconociendo que son unos ineptos en materia -la anti y la taurina- y que nada han podido hacer para acabar con la tauromaquia ni tan siquiera haciendo inviable su celebración. Y que se echen a trabajar, pero a trabajar de verdad.
Y no estaría de más que devolviesen el dinero de las jornadas remuneradas que hemos perdido en el camino con estas acciones.
Y el sector taurino que espabile. Que espabile o esto se va al garete sin necesidad de agentes externos.
Es una evidencia que los toros en Mallorca están tocados de gravedad como consecuencia de la nefasta gestión empresarial que arrastran todos y cada uno de los cosos.
Dejémonos de pamplinas y que este fallo del Alto Tribunal no nos confunda. La batalla no estará ganada mientras se sirvan espectáculos indignos para el aficionado.
Mantener las corridas con vilipendio es mil veces peor que suprimirlas.
Imagen:
En la foto de portada, la presidenta del Govern Balear Francina Armengol.