Paco Laguna: “Yo no escribo los libros de Manolete, los escribe el propio Manolete”

A los dos o tres minutos de empezar la conferencia, Paco Laguna soltó la frase que sirve como titular de este texto. Como gancho funcionó a la perfección y atrapó a la entendida audiencia de la Casa de Madrid en Barcelona, que supo en ese instante que no sería una charla monótona más.

Nicolás Sampedro, moderador del acto, definió a Laguna como una “figura de los aficionados” y seguramente sea acertado. Bibliógrafo y poseedor de la mayor colección sobre Manolete del mundo, es un auténtico apasionado, habla con voz de enamorado cuando se refiere al IV Califa y en tercera persona cuando lo hace de sí mismo. No usa más soporte que su memoria para hilar una exposición precisa en datos y rica en anécdotas.

Defendió al maestro de Córdoba como “un adelantado a su tiempo, un verdadero feminista, que vivió perseguido en una sociedad hipócrita” por su amor con Lupe Sino, con quien no estaba casado. En aquella España de la posguerra, Manolete también tuvo la personalidad de juntarse con exiliados republicanos y homosexuales. “Vivió para ser, no para parecer”.

El ponente argumentó que en la actualidad se sigue toreando como Manolete, pero avisa a navegantes: “el que quiera conseguirlo abrirá dos puertas: la del Banco de España y la de la enfermería. Es imposible torear como Manolete sin que te coja el toro”, sentenció Laguna. Profundizando en su toreo, comentó que el monstruo cordobés cambió la tauromaquia al tratar de imponer su concepto a todos los toros. Hasta ese entones, es el torero que se tiene que amoldar a las características del astado. Manolete consigue una gran regularidad en el triunfo, mérito mayúsculo teniendo en cuenta que se lo hacía a toros de Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte o Albaserrada. Preguntado por el paralelismo con las figuras actuales, no pudo resistirse a contestar que “lo de Morante con Miura en Linares es una de las estadas más grandes que un servidor ha visto en la vida”.

Un mito tiene que morir joven y en la cúspide de su carrera. Laguna, aunque sin creer del todo en esa sentencia, comentó que “Manolete murió en el momento justo”, pero lamentó que a pesar de tenerlo todo en la vida, murió solo. En la enfermería de la plaza de Linares no había ni una manta para taparle mientras agonizaba, le tuvieron que cubrir con un capote de brega que todavía le dio más frío.

Laguna brindó la conferencia a Fernando del Arco, “el manoletista número uno de España”, impulsor de este ciclo taurino, que no pudo acompañarle en esta ocasión. Si recordar es vivir, Manolete volvió a vivir el viernes pasado en Barcelona.