Ayer no era día de toros, lo era de fútbol, ayer fuimos otra vez campeones de Europa. Ayer Jesús tendría que haber estado en Sant Boi viendo el futbol con su familia o en su refugio de Valladolid, donde vive con su novia tras su exilio forzado por una clase política que le prohíbe realizar su trabajo.
Pero Jesús estaba en Las Ventas. Cómo podría negarse a torear en la primera plaza del mundo? Pese a los peses. Pese a no haber toreado este año, pese a ser una ganadería dura y sin garantías, pese a coincidir con la final de la Eurocopa, con la fiebre del futbol y con la plaza vacía, completamente vacía. Imposible decir no.
Con la ilusión que le caracteriza, intacta tras el paseíllo y el ímpetu imperturbable al ver despejadas las frías losas de cemento, Jesús se jugó la vida en una plaza fantasmagórica. Un toro de muchas plazas, 502 quilos, un novillo de Madrid. Executor, largo, hondo, con mucho cuello, cuajado, astifino y peligroso por delante. Se le venció desde el primer envite. Las verónicas de recibo se fueron transformando poco a poco en delantales, sin perder el paso Jesús llegaba a los medios guardando la barriga, excusando lo inevitable, esquivando unos pitones envenenados, ganando la partida.
Le bastó el vuelo del capote y los apenas 20 pases de muleta, tres tandas quizás alguno más, para firmar lo mejor de la tarde. Y llegó la cornada, lo funestamente inevitable en una tanda en la que se estaba gustando con la mano baja, encajando los riñones y los pies de plomo. Sin dar un paso atrás. La puñalada sobrevino en el muslo izquierdo, cornada cosida decían en la tele mientras las imágenes mostraban un navajazo con entrada y salida, dejando el boquete del tamaño de un puño. Aguantó en la arena con la pierna chorreando y el traje marfil y oro teñido de sangre. Volvió al animal, con la muleta en la mano gallarda y valiente escondió las heridas en los bordados en oro de su taleguilla. Otra muestra de pundonor. Con el estoque en la mano, y en la suerte suprema, al hacer la cruz Executor lo volvió a coger. Esta vez más fiero, más enrabietado y más certero. Al otro muslo en la femoral, mortal en otra plaza. Su vena no se partió y soportó el trance, como él, dura como una roca, aguantó mientras Jesús giraba inerte entre las astas del toro.
Por la Puerta Grande o por la de la enfermería… Ésta vez fue por la segunda, no era tarde de salir por la Puerta Grande. Pese a los peses otra vez, y pese a que la de ayer no era una tarde de importancia, los 20 pases de Jesús su valor y su tesón, han tenido repercusión y se han colado en todas las noticias. Las Ventas esperará y la repetición esta ganada, que sea por la Puerta Grande la próxima vez…
Ánimo Jesús!
Foto: Juan Pelegrin. www.las-ventas.com
que tengas una pronta recuperacion.
Mucha casta tiene Jesus Fernandez. Es una lástima, porque si estuviera bien llevado estaria en lo alto del escalafón novilleril y apuntando a una buena alternativa, pero ya se sabe quien no tiene padrino no se bautiza…