Se ha marchado Juan Moyà, el marido de la eterna periodista taurina del periódico Última Hora, Amalia Estabén.
Juan se ha ido este pasado domingo, en silencio, con la misma discreción que le caracterizó en vida.
De profesión, banquero pero muy inculcado a la tauromaquia por su enorme afición.
Ejerció de fotógrafo taurino en las plazas de Mallorca durante años, perteneció a diferentes juntas de distintas peñas taurinas. Recorría junto a su esposa, Amalia, algunas de las principales ferias taurinas.
Con él se marchan muchas vivencias con quien suscribe este artículo.
Más de 34 años de una relación de afecto y cariño totalmente desinteresada. A lo largo de estas más de tres décadas, en el camino, unos se iban apartando, otros han habido que echarlos pero Juan, Amalia y sus hijos Domingo y Juan Gabriel siempre han permanecido.
Juan Moyà, al igual que el resto de su familia, se distinguió siempre porque, aún perteneciendo al mundo del toro, se caracterizaba por no asemejarse a esa parte de calaña de chupópteros que rodean el ambiente taurino.
Cuántos recuerdos, Juan.
Aquella primera vez en Las Ventas, y aquellos deseos tuyos que anhelabas que llegase alcanzar. Aquellas ayudas silenciosas, desinteresadas y colmadas de buenos deseos.
Las puertas de tu casa, de vuestra casa, abiertas siempre de par en par hacia mi persona.
Y, como si de una premonición se tratara, hace apenas unos meses me hiciste beneficiario de un legado valiosísimo que solo nosotros sabemos.
Cualquiera diría que era como si lo estuvieses planeando y como si quisieras dejar en mis manos lo que tantos y tantos años te costó recopilar. Un tesoro taurino al alcance de muy pocos y que voy a conservar con el mayor de los cariños.
Este no es un obituario al uso pues ni Juan lo hubiera querido ni su familia lo estiman oportuno.
De hecho, la misa funeral se celebrará próximamente en una iglesia del centro de Palma en la más estricta intimidad por expreso deseo de la familia, quien agradece a todo el sector taurino y amigos, en general, las muestras de cariño recibidas ante tan inesperada y repentina pérdida.
Gracias, Juan, por tanto afecto y cariño desinteresado y, allí donde estés, DEP. Hasta siempre.