El 23 de octubre de 1977 la plaza de toros de Palma acogía por última vez una terna compuesta íntegramente solo por toreros mallorquines. Rafael de Palma, Campanilla y Juan Vallés componían el cartel en novillada picada. Por tal motivo, la Asociación Gastronómica y Taurina “Oro y plata” celebró este pasado viernes su almuerzo mensual para homenajear a los tres diestros. El lugar elegido fue el hotel Armadams. Durante los postres, la presidenta Soledad Hidalgo realizó la presentación de la tertulia con el fin de que los homenajeados comentaran los recuerdos que conservan de aquella fecha, ya lejana, así como que cada uno pudiese expresar sus vivencias y rememorar momentos trascendentales de sus trayectorias. El vicepresidente Gabriel Nadal, realizó previamente una introducción repasando los diferentes carteles en los que solo intervinieron toreros mallorquines tanto en la plaza vieja que precedió al Coliseo Balear como en esta propia. Tras ello tomó la palabra Campanilla que, no decepcionó. Fiel a su estilo, estuvo en su línea; desentonado y desacertado. Ante más de medio centenar de personas desaprovechó una excelente ocasión para hablar de su trayectoria taurina, de su alternativa, de la corrida en la que se enfrentó con seis toros en el Coliseo Balear, de ser de los pocos toreros que practicaba la suerte del salto de la garrocha y otros aspectos relevantes y de interés de su larga carrera. Centró su intervención en el tema político que rema en contra de la tauromaquia, quejándose de lo que económicamente le ha costado la organización de ciertos festivales y otros temas que no procedían para la ocasión en la que había sido invitado como personaje homenajeado. Todo ello con un tono cuestionable; desafiante y soberbio. Fuera de lugar. Rafael de Palma recordó sus 36 actuaciones en el Coliseo Balear. Manifestó sentirse orgulloso de su recorrido como torero. Rememoró con cierta nostalgia pasajes importantes para él como su debut en Barcelona, entre otros. A pesar de una larga trayectoria novilleril, afirmó no sentirse arrepentido por no haber tomado la alternativa. Tuvo palabras de halago alabando las virtudes de sus compañeros de cartel. Juan Vallés hizo gala de la humildad y modestia que siempre le ha caracterizado y nombró a todos los toreros mallorquines que le precedieron manifestando que de todos aprendió algo. Contó sus vivencias sobre su debut con picadores y se sintió orgulloso al recibir los elogios por ser uno de los toreros mallorquines que mejor interpretaba el toreo. Contó y rememoró su grata experiencia vivida en otras áreas de la tauromaquia tras dejar la profesión de torero. Los tres homenajeados finalizaron cada una de sus intervenciones agradeciendo la asistencia a los allí presentes y la invitación a la Asociación. Cabe destacar la excelente colaboración de Jaime España, propietario del hotel Armadams ,que puso a disposición de la Asociación todas las facilidades en agradecimiento a su presidenta, Soledad Hidalgo, por la labor que está realizando en pro de la tauromaquia. El evento fue un éxito de convocatoria completando el aforo disponible.