La plaza de toros de Felanitx vislumbra un futuro, casi presente, alejado de lo taurino

La plaza de toros de Felanitx, La Macarena, inaugurada en 1914, celebró su última novillada en 2008. Al año siguiente, el arquitecto municipal de entonces se negó a firmar un certificado de solidez del edificio y las normativas impuestas por Función Pública comportaban reformas y unos gastos que ni su propietario, Pedro Balañá, ni el Ayuntamiento estuvieron dispuestos a asumir. Se exigían modificaciones para la legalización de la plaza y su consiguiente licencia de actividades; cuatro vomitorios en los tendidos con acceso directo, pasillos de acceso a los asientos superiores y ensanchamiento de las escaleras de las gradas, así como acceso para discapacitados y otras adecuaciones indispensables como un desolladero y enfermería.

Cabe recordar que, a causa de las tormentas del pasado 27 de agosto de 2023, se derrumbó parte de la fachada y de la cubierta del recinto taurino. Ante este hecho, como medidas a llevar a cabo de forma inmediata, según el decreto, la propiedad procedió a la ejecución de la retirada de escombros y elementos inestables, comprobar y reforzar las partes de fachada que pudieran haberse desatado del resto del edificio y que suponían riesgo de caída.

Asimismo, mediante este decreto, el Ayuntamiento de Felanitx emplazó a la propiedad de la plaza a presentar un proyecto de reforma integral de todo el recinto taurino en el plazo máximo de dos meses. Un proyecto arquitectónico de restauración que tenía como objetivo devolver el inmueble en el estado original ya que la plaza de toros está incluida en el Catálogo de Patrimonio del término municipal de Felanitx.

Este documento detalla que debe preservarse la estructura tipológica, volumetría e imagen, además de mantener la imagen exterior (aperturas, vuelo, elementos identificativos del uso original…)
Han pasado cinco meses y la propiedad del coso no ha ejecutado ninguna de las obras que el ayuntamiento le instaba.
Cabe recordar que, según declaraciones de Catalina Soler, alcaldesa del municipio en 2008, tras localizar la primera escritura de compra-venta, el alcalde Andreu Manresa que la vendió por primera vez a manos privadas en los años 70, incluyó una serie de cláusulas para su venta; que la plaza de toros debería ser siempre una plaza de toros y, además, la obligatoriedad del propietario de turno, sea quien sea, de organizar una función taurina el día de Sant Agustí. En la escritura también queda claro que “si estas dos condiciones no se llevaran a cabo, la plaza revertiría automáticamente a la propiedad municipal”, según explicó Soler justo en ese 2008. Declaraciones publicadas en toda la prensa local de aquel año.

Ahora, sorprendentemente y, según ha podido conocer de primera mano Diario de Mallorca que ha contactado directamente con el Consistorio, desde su propio Departamento de Prensa, nos trasladan en palabras de la propia Catalina Soler que esas cláusulas citadas anteriormente, no existen. Es decir, las declaraciones, posicionamiento y comportamiento de Soler han dado un giro de 360 grados.
El propietario de La Macarena, Pedro Balañá, que reside en Barcelona, aterriza este jueves en Mallorca y todo hace indicar que la visita podría tener que ver en que se llevaría a cabo en breve la firma de la venta del coso a una sociedad de inversores privados, dispuestos desde hace semanas en la compra del edificio y dar otro uso, no taurino, a la plaza de toros.

Intereses urbanísticos y de lucro económico privado que habrían hecho cambiar de opinión a la administración local, que se había mantenido firme hasta el día de hoy, independientemente de los cambios políticos, en su posición de recuperación del coso.

Desde la Federación Taurina Balear, su presidente, Juan Antonio Álvarez Malondra junto con Tomeu Simonet, abogado que lleva los servicios jurídicos de la mencionada Federación, ha manifestado a este medio que el edificio, cuya base data de 1892 y la planta actual de 1914, se encuentra catalogado en el Registro Patrimonial del municipio y que el coso tiene la calificación de “histórico” por parte del actual Reglamento Taurino y que, por lo tanto es el propio Reglamento el que se debe adecuar en la medida de lo posible al coso ya que las plazas de toros están protegidas por la ley 18/2013 de Salvaguarda de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial, y que toda Administración Pública tiene el deber de promocionar, conservar y preservar este Patrimonio, y no se puede excluir el uso original del edificio.

Álvarez ha declarado firmemente que su entidad estará atenta a que no se incurra en ninguna ilegalidad y se preserve la integridad de la Plaza de Toros La Macarena, de Felanitx y a que se mantengan los acuerdos que la actual alcaldesa se comprometió, personalmente, en 2021 con los representantes de la Fundación Toro de Lidia en una reunión mantenida en el propio Ayuntamiento cuando recibió en audiencia a dicha Fundación; a cumplir con la ley de patrimonio Cultural y, en la medida de lo posible, facilitar la recuperación de la actividad taurina.