Este pasado domingo se celebró en la marinera y bella plaza de Vinaròs una novillada sin picadores con la destacada participación de los alumnos de la Escuela Taurina de Catalunya. El festejo, que levantó mucha expectación en el ambiente taurino catalán, resultó del todo exitoso y evidenció claramente la gran labor que está realizando la Escuela Taurina de Catalunya a pesar de las circunstancias y el ambiente adverso que padecemos. El buen nivel de los novilleros actuantes, con la salida a hombros de Alba Caro y Mario Vilau, ilusiona a los aficionados catalanes que no han renunciando a su lucha y a su legítima reivindicación taurina para que vuelvan los toros a Catalunya. Resistencia y resiliencia. Deseo y esperanza.
La mala fe de nuestra clase política y la cobardía o pasotismo de Balaña no han conseguido doblegar el ánimo de una afición que goza de buena salud y que, al socaire de la Federación, de la UTYAC y de la Escuela taurina, continúa respondiendo a las convocatorias y proclamando, donde sea, la añeja tradición taurina catalana. Las conferencias, cenas, excursiones, exposiciones y festejos, como el del domingo, sirven para aglutinar a los aficionados y mantener viva la llama de la tauromaquia catalana. Sin embargo, creo que es muy conveniente, a estas alturas de la película, redoblar y aunar todos los esfuerzos para presionar a Balañá que es, sin duda, quien tiene la llave del desenlace y el único que puede dar cumplimiento a la sentencia del Tribunal Constitucional. Urge que la afición catalana se movilize y genere un ambiente de presión para que Balañá deje de comportarse como el perro del hortelano, aquel perro que no comía ni dejaba comer. Urge, en definitiva, abrir ya la Monumental de Barcelona para que los alumnos de la Escuela Taurina de Catalunya no tengan que irse a doscientos quilómetros de Barcelona para exhibir sus cualidades taurinas y poder desplegar el potencial artístico que atesoran.