Gardel, ‘Mocito’…y sus mulilleros

Plaza de toros de Alcúdia. Novillada sin picadores. Se lidiaron seis novillos de  Daniel Ruiz Yagüe. Justísimos de presentación y de buen juego en líneas generales. Vuelta al ruedo al tercero.
Juan José Bellido ‘Chocolate’ (caña y oro) silencio y oreja. Gabriel Pericás (blanco y oro) silencio y oreja. Alejandro Gardel (blanco y oro) dos orejas y rabo y oreja. Aparentemente media entrada. Se guardó un minuto de silencio en memoria del matador de toros Francisco Gabriel Pericás.

Presidió el festejo D. Mateu Salort generosísimo, como siempre, con los espadas actuantes.
Con media hora de retraso comenzó el festejo celebrado ayer en Alcúdia. La buena actitud de los componentes de la banda ‘Els Valencians’ se encargó de evitar que el respetable mostrara sus inquietudes al respecto desplegando todo su repertorio de pasodobles y temas varios.
El aliciente principal del festejo era la presentación en Alcúdia del mallorquín Gabriel Pericás. No fue su mejor tarde.
Si bien anduvo predispuesto y en actitud de novillero en todo momento ante sus dos oponentes se le notó acelerado y embarullado en ciertos pasajes de sus faenas. Mal sin paliativos en la suerte suprema. Paseó una benévola oreja del quinto. El pésimo manejo de los aceros en ambos le privó de pasear más trofeos. Puede, sabe y debe estar mejor. Para el recuerdo el emotivo brindis a su padre fallecido tras un infarto cerebral sufrido en esta misma plaza.
Juan José Bellido ‘Chocolate’ anduvo sobrado con su lote. Mató de pinchazo y estocada contraria que hizo guardia al que abría plaza y de media y descabello al cuarto del que paseó un benévolo trofeo. Pasó por Alcúdia sin pena ni gloria.
Alejandro Gardel fue la sorpresa de la tarde. Cuenta con tan sólo 16 años y posee un manejo de los trastos y unas aptitudes propias para afrontar eventos de mayor categoría. Toreó con gusto exquisito a sus dos novillos. Al excelente tercero, de nombre ‘Mocito’, le realizó una faena podría decirse que impecable para el corto bagaje que atesora.
Logró muletazos de gran factura por ambos pitones. Lo pasaportó de estocada efectiva que le permitió pasear los máximos trofeos. Del que cerraba plaza paseó un generoso apéndice tras una estocada enhebrada y más de media docena de pichazos.
Cinco orejas, pues, cinco, y un rabo fueron los trofeos concedidos ayer en Alcúdia. Tres de ellas más propias de ser aprovechadas para un estofado que para pasear dignamente por el redondel alcudiense. Aún así todavía hubo a quienes le supieron a poco.
En las labores de brega destacaron Federico Gómez y Alfonso Gómez.
Mención especial merecen los mulilleros y el personal vario de la plaza retrasando tarde tras tarde y toros tras toro, la salida del tiro de mulillas presionando así al Presidente a ceder a la concesión de trofeos ante peticiones minoritarias por parte del público asistente, ignorando, quizás, que las lluvias de trofeos son, la mayoría de veces, sinónimo de la degeneración del espectáculo y el engaño de lo acontecido e incluso una falta de respeto a su plaza y a la propia Fiesta. Al menos, moralmente, debiera serles lamentable. El Presidente claudicó, como siempre, ante semejante indecente comportamiento. En fin…
En otro orden de cosas justo es reconocer y destacar también el esfuerzo que realizan un año más los componentes de la empresa Alcúdia Taurina para la celebración del festival por Sant Jaume y por mantener la novillada de Agosto.

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