El sábado 22 de agosto la Peña el 7 de Nules homenajeó a la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya (cita textual de la placa entregada) “En reconocimiento a su labor en fomentar y defender la fiesta de los toros y las tradiciones taurinas”.
Y a Nules me fui, en representación de la FETC. Un día intenso, de emociones, descubrimientos, celebración y toros. Bueno, toro, para ser exactos ¡y qué toro! Pero toros, en plural, en las conversaciones, en los niños con el carro por las calles (ya de noche, con fuego en las astas)…porque el toro, en Nules, como en tantísimos otros lugares, es el eje de la fiesta y casi me atrevería a decir, el eje de la vida de muchos, más allá del día a día doméstico y profesional.
Sí, la Cultura de Bou, la Cultura del Toro, no entiende (porque las supera) ni de lenguas ni de fronteras y en Nules tuve ocasión de refrendarlo, por si falta hiciera.
Vaya por delante mi poco bagaje en cuanto al conocimiento de las distintas variedades del toro en la calle, aficionado taurino urbanita como soy. Incluso diría que, como a tantos, se me escapan algunos porqués de la conmoción que supone todo lo referente a los festejos populares con toros. Pero, pese a que en Nules sólo tuve ocasión de ver el Bou comprado (a elevado precio)
Lucía hermoso el “Alcurrucén” y las gentes, desafiantes y a cuerpo limpio los más atrevidos, otros arracimados tras las rejas que sostienen los “cadafalcs” y, también, quienes corren las calles, mostraban su respeto (el bou es el rey).
Sí, respeto, ese palabra que desconocen los que se empeñan en una cruzada pseudomoralizante que bebe de la ignorancia y argumenta desde la demagogia.
Porque demagogia son también las imágenes y comentarios que a diario vomitan los medios de comunicación que hacen del sensacionalismo más obsceno libro de estilo. Y demagogia cruzada con cinismo la de los grupos políticos que se sirven de ello para el insulto permanente como sustrato ideológico (sic) en su totalitarismo disfrazado de progresismo.
Una semana de fiesta y bous en Nules, cada día una peña con su toro en las calles. El primer día, la Peña el 7 quiso dedicarlo a la FETC.
Desde aquí, no sólo el agradecimiento sino la admiración, desde el convencimiento de que la lucha es común y la victoria de la razón está cerca.