En el día de ayer fallecía en Barcelona el doctor Enrique Sierra Gil, cirujano-jefe de la enfermería de la plaza de toros Monumental, desde la temporada 2006 hasta la del 2011 (año de su cierre), víctima de una larga enfermedad que venía padeciendo desde hacía bastante tiempo.
Su inicio en la cirugía taurina se remonta a 1991 cuando de la mano del anterior y recordado cirujano Jordi Olsina, con quien mantenía una estrecha relación, se incorporó al equipo médico de la Monumental junto a su esposa Alicia Aguilar que desarrollaba labores de instrumentista (responsable de mantener con integridad y eficacia el campo estéril durante el procedimiento quirúrgico, además de ayudar al cirujano y equipo a lo largo de la operación quirúrgico proporcionando todo el material requerido).
En el mes de enero del 2006 recibe una llamada de don Pedro Balañà Forts ofreciéndole la Dirección del Equipo Médico Quirúrgico del Monumental buen conocedor de su trayectoria junto al mencionado doctor Olsina que se jubilaba del cargo y del mismo modo conocedor de su gran pasión por la fiesta, que le llevaba incluso tomar las imágenes de todos los festejos taurinos que se llevaban a cabo en la en la Monumental.
Como era de esperar, el doctor Enrique Sierra acepto encantado el nuevo cargo y se inició una actualización de la dotación de las instalaciones, en cuanto a nuevo instrumental y nueva tecnología de quirófano (electrocauterio, aspirador) y anestesia-reanimación (monitor multicanales, desfibrilador), en función de las nuevas necesidades.
Al margen de su mencionada labor como cirujano taurino merece destacar que fue: licenciado en Medicina y Cirugía (1962-1968) por la universidad de Barcelona, se especializó en Cirugía General en 1971 y en Aparato Digestivo y Cirugía del Aparato Digestivo en 1972, fueDirector Asistencial de C.I.M.A. (Centro Internacional de Medicina Avanzada) y dirigió con éxito el XX V Congreso Nacional de Cirugía Taurina celebrado en Barcelona durante los días 8 y 10 de marzo del 2007 como presidente del comité organizador.
Nos deja para siempre el último “ángel de los toreros” a los que asistió con entrega y delicadeza en la enfermería de la Monumental, pero ante todo un apasionado a la fiesta que hizo de su casa “Las Arenas de LLavaneras”un verdadero santuario taurino.
Desde VaDeBraus expresamos nuestras condolencias a sus hijos y nietos y muy especialmente a Alicia, su mujer y fiel mozo de espadas como cariñosamente la tuvo considerada. D.E.P