La Fundación del Toro de Lidia cuenta ya con una Delegación en Baleares. La noticia suena a las mil maravillas y ha podido surtir en algunos como un hilo de esperanza hacia el camino de una ansiada cierta recuperación de la tauromaquia en Mallorca. Pero lo cierto es que, desde su nacimiento en 2015, la existencia de la FTL es cuestionada, su gestión deja mucho que desear entre la propia gente del toro y anda siempre entre la polémica y la indiferencia del propio sector. Consecuencias de las imperfecciones, habituales ya, del podrido sistema.
Del festival en Valencia el 09 de octubre de 2018, que llegaron a denominar como el I Día de la Tauromaquia, célebres fueron las controversias y desavenencias que surgieron. De posteriores festivales conmemorando el Día de la Tauromaquia, nunca más se supo. La Gira de Reconstrucción 2020 ha sido ´un sí pero no´. Con 21 festejos retransmitidos por Canal Toros de Movistar en los que, salvo casi media docena de excepciones, la imagen que se proyectó del resto fue en detrimento de la propia fiesta. Mini corridas de cuatro toritos en plazas de pueblo con indultos y vueltas al ruedo a gogó, a lo que cabe añadir los comentarios de las retransmisiones que, para los telespectadores que son aficionados y entienden algo de materia taurina, puede que resulten inaguantables y rocen el insulto, con frecuencia.
De las acciones con la intención de recuperar plazas, de Barcelona, ni se acuerdan o quizás, no les conviene acordarse. De Palma, ya se verá, pero ojo, que Matilla´s House está de por medio en ambas, con todo lo que ello conlleva. De Olot, movieron ficha y listo.
Actualmente, con la que está cayendo en el panorama taurino, los de la FTL están ´pasmados´ y enredados en el Instituto Juan Belmonte. Ojo, un centro de pensamiento y reflexión. Tela, vaya tela. Si es que tenemos lo que nos merecemos.
Ahora la FTL aterriza en Baleares de la mano de un ilusionante y bien dispuesto Tomeu Simonet, como jefe de filas. Joven abogado engalanado de los mejores deseos en pro de la fiesta de los toros en Mallorca. Ávido en la lucha por modificar la normativa vigente con respecto a artículos concretos de la mal denominada ley “toros a la Balear” que dificultan la organización de espectáculos, anhelando la recuperación de los festejos y de sus plazas en distintos municipios de la isla así como la aspiración o la voluntad de aunar a la afición y a los propios profesionales.
Sobre el papel, el asunto es esperanzador pero cierto es que no va a ser tarea fácil. Va a requerir de mucho tiempo, dedicación y sacrificio, no solo de él sino del resto del equipo. A Simonet, a quien le agradecí en su momento el gesto de brindarme la ocasión de embarcarme con él en esta travesía, solo cabe desearle todo lo mejor en su objetivo logrado que ha ido siguiendo y persiguiendo desde hace ya más de año y medio y no cabe la mínima duda de que es un tipo válido y preparado para representar cabalmente al sector taurino de la isla.
De momento son el propio Simonet y su equipo quienes hacen crecer a la propia Fundación del Toro de Lidia. Solo el tiempo, como en casi todo, será juez implacable y dictaminará si la FTL hizo lo propio con Baleares en su labranza por la tauromaquia, si se alcanzaron las metas, si el aburrimiento y el desánimo no hicieron mella y si Simonet se rodeó de los mejores o si, por el contrario, se le ha acoplado en la cuadrilla algún pintamonas corraleado ya de haber pertenecido a anteriores asociaciones, círculos y juntas directivas varias con escasos frutos a excepción del afán de ´pintarla´ y las ansias por salir en las fotos.
Mientras tanto, a falta de conocer la agenda marcada y la ruta a seguir, si las corrientes políticas de la Comunidad no cambian de rumbo, el camino se vislumbra arduo.