La tarde que El Viti llenó Girona

La actuación de Santiago Martín “El Viti”, el 25 de julio de 1971, en la plaza de toros de Girona y el cartel de “no hay billetes” que se colgó en este festejo, constituye un hito sin precedente alguno en la historia taurina de la plaza de la Devesa. La presencia de S.M. “El Viti” despertó una grandísima expectación entre los aficionados gerundenses y el turismo que visitaba la Costa Brava y la capital. Se puede afirmar que el torín gerundense era el polo de atracción número uno para el turismo.

En esa tarde del 25 de julio, la ciudad recibió el contingente más grande de turistas en mucho tiempo. Medio millar de aficionados se quedaron sin entrada y hubo incluso un atrevido que se encaramó a una grúa de una obra inmediata al coso para no perderse este gran acontecimiento taurino. En el tendido 9 de la plaza, un grupo de aficionados locales sacaron una pancarta en la que saludaban y deseaban suerte al maestro de Vitigudino.

Aspecto de los tendidos de la plaza de Girona aquel 25 de julio.
Aspecto de los tendidos de la plaza de Girona aquel 25 de julio.

El Viti, que celebró su onomástica en el ruedo gerundense, se adueño de la plaza con su magisterio y torería. Alternaron con él los matadores Joaquín Bernadó y Flores Blázquez en la lidia de seis toros charros de Dionisio Rodríguez que dieron un extraordinario juego por su nobleza y codicia. Santiago Martín “El Viti” ratificó sus prodigiosos conocimientos técnicos en dos memorables faenas sin contorneos estrambóticos ni quebradizas filigranas. A su primer toro le saludó con una serie de verónicas bajando las manos y rematando con una media de acusado sentido estético. Con la flámula

hilvanó una faena suave y subyugadora, con su estilo seco y repleto de autenticidad, que no pudo coronar con la tizona ya que precisó de tres pinchazos de superior ejecución en las péndolas y una estocada en la suerte de recibir. Se superó en su segundo antagonista, al que dibujó una inigualable labor muleteril con temple y lentitud, adelantando la pierna contraria, cargando la suerte y acompasando la noble embestida del bruto a las bambas del refajo. Tras ejecutar hasta cinco veces la suerte suprema, siempre arriba, cortó dos orejas como reconocimiento a su verdad a la hora de finiquitar a sus antagonistas ya que, en ambos, hizo la suerte administrando los tiempos y pinchando siempre en el sitio.

El maestro catalán Joaquín Bernadó saludó con cuatro escalofriantes pases por alto sentado en el estribo al toro que abrió plaza e hilvanó un muleteo variado sobre ambas manos que abrochó con ceñidas manoletinas de su particular vitola. Pasaportó al burel de un pinchazo y una estocada entera hasta los gavilanes y cortó una merecida oreja. Otro orejófilo trofeo conquistó en el cuarto de la tarde al que toreó admirablemente con los engaños y destacó en la ejecución de unos soberbios naturales de frente a pies juntos y otros abriendo el compás. Mató al astado de un tímido pinchazo y una estocada entera hasta las cintas.

El salmantino Flores Blázquez demostró estar poco puesto y placeado en sus dos toros y evidenció un gran desentreno en el uso de la tizona ya que escuchó un aviso en cada oponente y, en su segundo antagonista, pinchó más que un erizo. Con los engaños se mostró voluntarioso y variado pero sin alcanzar niveles de brillantez.

La presencia de S. M. “El Viti” en Girona respondió perfectamente a las expectativas creadas y sus dos extraordinarias actuaciones y su gran honradez en la ejecución de la suerte de matar desmentían las suspicacias de algunos aficionados locales que temían que la actuación de El Viti en Girona fuese un trámite y que, al igual que hacen otras figuras cuando actúan en plazas de segunda o tercera categoría, fuese a pasar la tarde o a descansar de sus muchas actuaciones en plazas de mayor prestigio.

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