Cuando algunos indocumentados pretenden negar hoy la antiquísima tradición taurina catalana, conviene recordar que los orígenes de la Fiesta en la ciudad de Girona se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, 45 años antes que se inaugurara una plaza de toros que, el próximo mes de noviembre, celebraría su 120 aniversario.
Según se cuenta, en una plaza de toros improvisada en la Dehesa, se celebró en 1852, a cargo de un grupo de aficionados de la alta sociedad del Casino Gerundense, una “encerrona” con ganado de Recasens. En el diario local La Lucha de fecha 25 de julio de 1886, con motivo de la inauguración del alumbrado eléctrico (primera ciudad de España), entre los festejos populares anunciados figuró una corrida de novillos, que aunque no sabemos por qué motivo, no llegó o celebrarse.
En el picadero del Baluarte de Santa Clara, junto al Hospital Provincial (en la Avenida de Jaume I) el día 29 de Marzo de 1891, se construyó una plaza improvisada y se celebró en la misma un magno festival con novillos de don Juan Nainóns, de Tortosa, para los aficionados locales Rafael Barris y Antonio Martell, según la reseña de los periódicos gerundenses de aquel entonces, La Lucha y el Diario de Gerona, del citado mes de marzo de 1891. El festejo registró un “llenazo” y tuvo mucho éxito. Bellas señoritas presidieron el festival y fueron a la plaza en coches descubiertos tirados por troncos de caballos enjaezados. Todo el desfile-carrousel resultó precioso (según la reseña); los alguacilillos y picadores, montados con sus correspondientes caballos, daban escolta a los coches que estaban ocupados los unos por las gentiles damas, los otros por los matadores, banderilleros y demás actuantes del festejo.
Además de estos espectáculos de los cuales tenemos noticia, los aficionados locales organizaban todos los años funciones benéficas en el coso de Santa Eugenia, en los que actuaban matarifes, camareros, ferroviarios, chófers, funcionarios de Hacienda, … Todo este ambiente propició la construcción de la plaza de toros, con un aforo calculado para nueve mil espectadores. La construyó don Lorenzo Alcalde Corney y se le impuso el nombre de Plaza de Toros de Santa Eugenia por estar emplazada en el antes vecino pueblo de dicho nombre. Casi cada año se organizaban en las Ferias festejos taurinos para atraer a los aficionados, tanto de Girona como del resto de la provincia que acudían a las Ferias y Fiestas de la ciudad.
Como queda demostrado, pues, la Fiesta de los toros en Girona tiene un fuerte raigambre y forma parte de la historia cultural de la ciudad. Ahí están los archivos para documentarla y justificarla ante aquellas voces dogmáticas que se ponen la barretina para desvincularla de nuestras tierras.
(Fotografía de portada: Domingo Ortega. Girona, 1945)