La frustración, el enfado y el dolor han sobrepasado todos los límites, dejando una sola pregunta en el aire: ¿por qué? El Ayuntamiento debería responder sin rodeos, sin más pliegos que llegan tarde, sin más condiciones que condenan a la ruina al empresario.
Muro, referente taurino en Mallorca, lleva años esperando que suenen clarines y timbales. Lleva años escuchando medias verdades que acaban siendo mentiras rotundas. Los toros no vuelven, y con este nuevo pliego, tampoco volverán.
Justo ahora, cuando la tauromaquia resurge en la isla. Justo ahora, cuando hay empresarios dispuestos a devolver la vida a La Monumental. Justo ahora. ¡Qué injusto!
El nuevo pliego de condiciones —burocrático, restrictivo y nada alentador— exige al concesionario organizar un festejo taurino obligatorio por San Juan, realizar visitas guiadas, promover eventos sociales, culturales y deportivos, mantener en perfecto estado el recinto, afrontar todos los gastos, seguros y licencias, y pagar un canon mínimo al alza de 4.000 €. Todo ello sin ayudas, sin contrapartidas, y sin que el Ayuntamiento asuma ningún riesgo. Más que una concesión, parece una trampa.
Quieren una plaza reformada, activa todo el año, y exigen al empresario compromisos nada baratos, mientras se lavan las manos de cualquier responsabilidad o inversión.
Cabe recordar que en 2010 el Ayuntamiento de Muro compró la plaza de toros al grupo Balañá por 450.000 euros, una inversión pública que debía garantizar su uso y conservación. Hoy, sin embargo, se pretende que el empresario lo asuma todo: los costes de reforma, la programación, el mantenimiento, los riesgos… y hasta las flores del jardín. Solo así podrá abrir una puerta grande… al endeudamiento.
Sin duda, el Ayuntamiento quiere llenar las arcas públicas sin arriesgar nada. Tal vez el pueblo debería tomar nota de cara a las próximas elecciones, porque no se trata solo de toros: se trata de cultura, memoria y tradición.