Otra vez es 28-J

Cinco años deberían haber dado para mucho más que ver el simple paso del tiempo. Más que para ver como la fiesta de los toros entra en una espiral de descomposición desde fuera y, lo que es peor, desde dentro.

Debería haber dado, por ejemplo, para una sentencia del Tribunal Constitucional a aquel recurso presentado unos meses después del 28-J que condenaba a muerte los toros en Catalunya. Para mucho más que un simbólico paso de Interior a Cultura, para más que un Pentauro y para más que quitarse la montera en Pamplona. Cinco años en los que nadie se ha preocupado de saber hasta donde da de sí la ley de Patrimonio, promovida por las firmas presentadas a partir de la ILP de la Federación Taurina catalana. Un arma utilizada como una pistola de agua que ni siquiera ha sido presentada ante nada ni nadie para recordar que las Administraciones Públicas deben fomentar e impulsar la conservación de la Tauromaquia.

Para lo que sí ha dado, hablando en general y en particular en Catalunya, es para que la afición siga en esa permanencia pagana a cambio de no entregar el alma, un aferrarse a sus convicciones taurinas, mientras el sector continúa marcándose una niña del exorcista para no mirar de frente. Para seguir exigiendo la integridad de la fiesta, del político de turno y de todo lo que se le ponga por delante. Con mayor o con menor acierto, ese que poco importa cuando lo que mueve es la sinceridad y la creencia.

Cinco años después, cuando vuelven a escucharse esos cantos de sirena que aseguran una inminente sentencia del Constitucional, seguimos con la Monumental cerrada, con la rabia transformada en paciencia. Porque aquel 28-J de 2010 no se hubiera firmado más pacto que el que rompiera el que sentenciaba la fiesta de los toros en Catalunya. ¿Y ahora? Pues que uno se pregunta que pacto se mantiene para permanecer en esta vía. Y la conclusión es muy lejana a la de intentar salvar la tauromaquia, ni el negocio de nadie, ni un afán de revancha. Tan solo se trata de una permanencia emocional, de creencia en sí mismo, de seguir soñando cada tarde de toros con la llegada de los reyes magos. Con esto, entonces, sobra todo lo demás: el torismo, el torerismo, el integrista, el gris y el colorao. Y sobra, por supuesto, la izquierda, la derecha y hasta la tercera vía.

28-J de 2015. Y la vida sigue casi igual. De momento.

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