La desidia del sector taurino da al traste con la ilusión de El Onsareño

La parcialmente abolida ley taurina autonómica balear, las corrientes antitaurinas y políticas y todo lo que acarreó la pandemia, han sido circunstancias que han abocado en una prácticamente inactividad taurina. No menos cierto es que la nefasta gestión empresarial, el maltrato al aficionado y la impasibilidad del sector, se suman a la situación agonizante que atraviesa la fiesta de los toros en Mallorca. Hasta el nacimiento del Capítulo en Baleares de la Fundación del Toro de Lidia ha mermado las esperanzas en él depositadas. Eso ha sido, y es, otra pantomima más de los taurinos.

La ganadería mallorquina El Onsareño siempre ha mantenido su optimismo de lidiar en la isla en festejos de mayor envergadura de los que lo había hecho hasta ahora. Sus objetivos estaban depositados en un encierro que venía mimando desde hace cuatro años. La aspiración de lidiar una novillada con picadores en esta su tierra natal, se ha ido al traste. 

Como consecuencia de todo lo anterior, la familia Galdón-Garau se ha visto en la obligación de enviar a la península hasta cinco utreros -algunos casi cuatreños- que se correrán en un festejo de recortes el 30 de abril en la localidad salmantina de Ledesma con el fin de darles una salida digna a los astados antes de enviarlos al matadero. Lo que son las cosas, novillos mallorquines hacia la provincia ganadera taurina por excelencia.

VaDeBraus ha querido conocer las sensaciones del ganadero Sergio Galdón quien manifiesta que, “a pesar del entusiasmo y satisfacción que nos hace anunciarnos en este festejo en tierras salmantinas, sentimos una gran decepción por no poder ver ni valorar el juego de estos novillos en una lidia a pie y en nuestra isla. Nadie se imagina la ilusión, el empeño y el tiempo que le hemos dedicado. Dinero, años de esfuerzo y perseverancia, pero sobre todo esperanza y anhelo de que fuese aquí, en Mallorca.

Mi padre, Ángel Galdón, fue el creador de nuestra ganadería. Él es quien me inculcó esta afición, imprimiendo en mí la dedicación que requiere a base de sacrificio y con la tenacidad necesaria para no desistir en esta profesión ganadera de reses bravas”. Galdón, en un tono apesadumbrado, continúa y manifiesta que, “nos hemos sentido ninguneados por los empresarios. No considerados. Prácticamente, no nos han tenido en cuenta en estos treinta años de vida con los que ya cuenta nuestra ganadería. Este, de Ledesma, es el segundo encierro que lidiaremos en la península y vamos con condiciones similares a las de cualquier ganadería de primera de aquellas tierras. Un orgullo para nosotros. 
Ni Tauroemoción -que celebró el único festejo en 2021, en Inca- en un festival en el que salieron por chiqueros hasta siete astados, contó con El Onsareño