La terna se reparte 7 orejas de peso variado en Andorra

Rara es la corrida de Los Maños en la que no embista, por lo menos, un toro. En el festejo celebrado en Andorra lo hicieron varios con calidad, resaltando un sensacional Carcelero lidiado en cuarto lugar por Sánchez Vara, que por una vez no le tocó bailar con la más fea. Lo cierto es que tampoco salió ningún astado que presentara muchas dificultades ni pusiera en aprietos a los matadores. Faltó picante. La ganadería aragonesa, catalogada como dura, blandeó en el caballo y pecó de falta de fuerza. No ayudaron las lidias mediocres y las carnicerías protagonizadas por los varilargueros para que rompiera algún toro más.

Todos los componentes del cartel salieron en triunfo, aunque el de Sánchez Vara fue el más rotundo. En su primero obtuvo un apéndice de un soso y desclasado ejemplar maño al que picaron levemente. Se vio el torero festivo y alegre que sabe conquistar al pueblo desde la larga cambiada y las banderillas compartidas con Imanol Sánchez. Donde llegó lo más importante de la tarde fue en su segundo, premiado con una justa vuelta al ruedo. Noble, humillador y con transmisión, no paró de embestir a la muleta de Sánchez Vara, que lo entendió a la perfección y hasta dejó muletazos con gusto. Por momentos parecía que el indulto era posible, lo cual hubiera sido excesivo pues tampoco hizo una gran pelea en el caballo. Pero la charanga decidió amenizar la faena con Paquito el Chocolatero y claro, aquello no pegó ni con cola. King África, el mejor remedio contra la indultitis.

El matador local debe tratar bien a sus amigos para recibir tan buenos obsequios. A Imanol no se le puso cara de cumpleaños, esa que se te queda cuando te regalan un par de calcetines, cuando le dieron las dos orejas del sexto. Las paseó con felicidad y orgullo, como si fueran merecidas. Seguramente es lo que correspondía en ese momento, ya tendrá tiempo para darle vueltas a la cabeza. A los aduladores hay que hacerles el caso justo. Su actitud y disposición fue irreprochable, pero a un torero con 8 años de alternativa ya hay que exigirle alguna cosa más. En su primero se salvó de milagro en varias ocasiones, suerte que el oponente no tuvo mucha fuerza. No era un marrajo, es que no encontró delante una muleta dominadora. Parece que gustó más en el sexto, por lo menos al asesor artístico, que hacía aspavientos y se ponía las manos a la cabeza cuando el presidente parecía que solo tenía intención de darle una oreja tras el bajonazo. Volvió a estar valiente con el toro de mejores hechuras que se rajó pronto en una faena que no pasó de la mediocridad.

Andando salió Serafín Marín a pesar de cortar una oreja a cada toro de su lote. Maduro y reposado se mostró el catalán toda la tarde, no parecía que llevara 3 corridas en 3 años. En su primero dejó los mejores derechazos de la tarde, templados y profundos. Con la espada estuvo efectivo y obtuvo premio. El toro, de no haber sido picado una vez cambiado el tercio, hubiera podido ofrecer algo más en la muleta, pues no tenía mala condición. Volvió a puntuar en el quinto, al que le castigaron en exceso en un único puyazo con varios agujeros. El toro humilló más que sus hermanos y Serafín lo toreó largo y despacio. La espada le cayó baja, pero quedó patente que se puede volver a confiar en él.

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