Indigna corrida de Juan Luis Fraile para el inicio de Ceret

Un año votando. Reuniones cada martes. Pasión, tensión e ilusión. Esfuerzo -económico y temporal- invertido por parte de la ADAC para acabar comprando una corrida indigna para Ceret.

A la de Juan Luis Fraile le faltó remate. Estrecha y nada apretada, se salvó por la cara, más por sus alfileres que por tener unas cabezas imponentes. Se puede llegar a entender querer apostar por una corrida justa de trapío por el buen juego que ofreció el año anterior, pero no abrir la puerta de toriles para que salieran uno con una cornada- el segundo- y otro -el sexto- un becerro infame aunque resultase ser el que más posibilidades dio a su matador.

Con él, Joselillo anduvo voluntarioso y dispuesto, pero la gente no le echó cuentas. Los aficionados habían protestado enérgicamente la presentación del becerro, que no fue atendida por el presidente. Con el ambiente a la contra, sin emoción ni respeto por la raspa, poco interés tuvo lo que hizo el vallisoletano. Además, Jocosino regalaba unas embestidas sosas que no arreglaron el inexistente trapío de la res.

Otra decisión inexplicable e inaceptable fue pretender lidiar un toro con una cornada. Poco tardaron en escucharse las protestas y el toro fue cambiado por uno impecablemente presentado de Peñajara. La belleza de Rosario se estropeó al romperse la punta en el burladero. Otro toro más a apuntar en la lista de los jodidos en los burladeros de Ceret. Embestía a oleadas en el capote de Iván Vicente. El madrileño estaba naufragando cuando apareció José Chacón al rescate para colocar en suerte al burel, algo que no fue capaz de hacer el matador tras dos decenas de capotazos. Su hermano realizó bien la suerte, pero los tres puyazos cayeron muy atrás. Al matador se le vio inseguro durante la faena. No intentó ni justificarse y la izquierda solo la cogió al entrar a matar. En la muleta no era el toro franco que habíamos visto en los primeros tercios. Quedará la duda de cómo se hubiese comportado el astado si hubiese estado más dispuesto su matador.

Con la misma -poca- actitud estuvo en el quinto, quizás el mejor presentado de la tarde a pesar de su poca altura. Por dentro no tenía nada, flojo en el caballo, donde se dejó pegar dos puyazos, y en la muleta. Cumplidor no hizo honor a su nombre. Se espachurró varias veces en la arena ceretana mientras Vicente pedía paciencia para seguir aburriéndonos. Hizo ver que sí pero al final no y sólo escuchó olés de su cuadrilla y de algún guasón harto de lo que estaba viendo. Su debut en Ceret puede que también coincida con su despedida.

Javier Castaño volvía a Ceret tras varios años de ausencia por participar en una corrida fuera de feria no organizada por la ADAC. En su regreso se encontró con Pensante, un Juan Luis astifino nada exagerado. En el capote blandeó y poco faltó para ver asomar el pañuelo verde. Castaño no le apretó en ningún momento y la izquierda no le apeteció cogerla. La emoción brilló por su ausencia. Mató a la primera de una estocada en el sitio un poco atravesda.

Sortijero apareció en cuarto lugar y nada tuvo que ver con el toro que llevaba el mismo nombre y que fue premiado con la vuelta al ruedo el año pasado. Con el capote se arrancaba con decisión sin dejarse nada atrás y Castaño se lo sacó bien hacia los medios. Al encuentro con Gabin se arrancó de lejos pero la pelea no fue a más. Los pitones de Sortijero pasaron dos veces por el pecho de Castaño cuando este estaba con la derecha. El pitón bueno era el izquierdo y poco exploró por ahí. Una tanda por ayudados que descubrieron un piton para ponerse de verdad. La muleta de Castaño era una simple arma defensiva. No ocurrió nada destacable y la faena quedó reducida en nada. Mató con el descabello después de tres pinchazos y escuchó pitos. Los toros se matan con la espada, no con el descabello.

El mejor toro de la tarde fue el tercero. Caña embestía con poder y Joselillo lo paró bien con el capote. Tito Sandoval estuvo perfecto con él y le propinó tres puyazos en el sitio, el último marcando simplemente y aguando las embestidas del morlaco. Se arrancó de lejos pero escarbó y se mostró distraído. No fue bravo, pero tuvo emoción y acometividad. Joselillo estuvo dispuesto aunque con poco acierto y nunca cogió la izquierda. A base de derechazos elaboró una faena meritoria pues las embestidas no eran nada fáciles.

Juan Luis Fraile debería tardar en volver a Ceret. Ni en juego ni en presentación cumplió las expectativas mínimas de esta plaza. Y lo peor es que esta no es la primera carreñada que tenemos que aguantar en la capital del torismo.

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