Han bastado cuatro minutos de monólogo de Zabala de la Serna para demostrar lo lejos que se encuentra el aficionado de la crítica taurina. Cuatro minutos donde ha ridiculizado y atacado al que pasa por taquilla, que es quien sustenta el espectáculo, y a los espectadores del Canal de Toros, que es quien le da de comer. La difusión de sus palabras ha sido rápida por el farragoso altavoz de Twitter que no ha creado ninguna confusión ya que su opinión ha quedado bien explicada. La podrá repetir más alta, pero jamás con tanta claridad.

En dicho monólogo, nos ataca con la frase de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Suena a tópico, pero a la gran mayoría le parece que es verdad. Llegan noticias de las ganaderías que se van al matadero o que en Vitoria no habrá toros y a nadie le importa, bueno a los que escriben en el pájaro azul sí. Pero ellos solo tienen la fuerza para dar su opinión e intercambiarla con otros aficionados. Lo que antes se hacía en las barras de los bares ahora lo haces desde tu casa. Y eso no gusta a los profesionales ligados al sistema. No les gusta ver como la gente les critica y no son de pañuelo fácil ni triunfalismo . Es lo que quieren erradicar y les da igual el precio. Si fuera por ellos se volvería a la época donde la información taurina era semanal y por dos revistas. Solo se podrían ver fotos y así su publi-entrevistas, publi-crónicas sería lo único que pudiera valorar la gente. Pero estamos en el siglo XXI y los tiempos cambian y la tauromaquia debe evolucionar con esos tiempos, pero no lo que sucede en el ruedo ya que eso sería el final de la tauromaquia sino lo que existe a su alrededor. Desde la imparcialidad de los cronistas hasta las ganaderías teniendo redes sociales para enseñar la cría del toro bravo y los toreros para enseñar sus miedos y el resto de sensaciones que sufren pero siempre con la liturgia y sabiendo que lo que ellos hacen es lo que muchos sueñan.

Solo hay que ver como en ese monólogo de cuatro minutos ya nos quieren imponer sus ideas. Su ideario de toro bravo nombrando a unos pocos ganaderos y definiéndolos como “el torismo sensato”. Ponen ejemplo a la familia Lozano por mantener un encaste, cuando quitaron lo que tenían para poner Núñez y son una pieza importante en el entramado del sistema taurino. Podía nombrar a cualquier otro pero se fue al fácil y aquel que los favores son mutuos. Que tenga claro Zabala de la Serna que al igual que haría yo muchos del twitendido que conocieran a un aficionado nuevo que quisiera formarse jamás de los jamases le recomendaría ir a una corrida de figuras con las ganaderias que sus propietairos defendieron, analizaron y matizaron el toro del siglo XXI.

Toda la razón tiene el Señor de la Serna, que vivimos tiempos revueltos de conceptos confundidos que van más allá de los gustos pero lo que no hacemos los twitteros es liarnos a puñetazos con un banderillero . Nosotros respetamos a los que se visten de luces algo que no todos pueden decir, sino que se lo pregunten a Fernando Galindo. Alguno dirá que en el twittendido se leen barbaridades, es algo que no vamos a negar. Pero más daño hacen las fotos o videos de los toreros en ciertos tentaderos perdiendo todo el respeto al animal. Un animal que deja de parecer a bravo y se convierte en cualquier otro animal doméstico.

Incluso en lo mal que se habla de toros hoy en día. Tan mal que un crítico tiene que atacar al aficionado para que la gente hable de él y eso que hace poco saco un libro a la venta, y no de sus grandes crónicas o sus reportajes de investigación. En otros tiempos alguien se imagina a Joaquín Vidal publicando un libro con sus crónicas. Es lo que hace Zabala de la Serna y además lo titula “Crónicas Volcánicas”. Las buenas crónicas se recuerdan a lo largo de la historia como la titulada “Una encina en La Maestranza” de Navalón a una faena de S.M. El Viti. No es necesario que su autor las recopile, eso ya lo harán otros si es tan bueno. Quizás tenga razón Zabala y ahora se escriba de toros peor que nunca.

Como bien sabe Zabala de la Serna estamos en la peor época que se ha conocido, la era de la demagogia, los criterios invertidos y el twittendido. En la que un crítico en su crónica ataca a un grupo de aficionados que luchan por devolver la tauromaquia a su ciudad. Pero años después viene a esa ciudad a por un premio. Es verdad que estamos en la época de los criterios invertidos y la del twittendido, si hace ocho años cuando dijo que la afición catalana entraba en un microbús y había algo funesto se habría enterado medio mundo pero en aquella época las crónicas se leían y esa ventaja tiene que a usted pocos lo leen.

Sera mejor o peor, según quien lo diga. Pero el pájaro azul es tan importante en la tauromaquia para entrar en las nuevas generaciones y que esto siga vivo