La temporada de los nuestros: Maxime Solera

Posiblemente la temporada 2023 no ha sido la soñada para Maxime Solera, en la que tan solo ha sumado cuatro corridas de toros y dos festivales, todos los festejos en territorio francés.

Si bien es cierto que no ha tenido ningún triunfo sonado este año, el diestro afincado en Castelldefels ha evidenciado notorias mejoras en su toreo que permiten seguir confiando en sus capacidades para hacer frente a los astados más difíciles del campo bravo.

En las pocas ocasiones que hemos podido verle, nos hemos encontrado con un torero más maduro, con una técnica más depurada, un muletazo de mejor trazo y una espada que funciona más a menudo.

Vic-Fézenzac. Por los méritos realizados el año anterior en Céret con la misma ganadería, entró en la importante feria de Vic para matar la de Dolores Aguirre. En su debut en esta plaza, Solera pudo disfrutar al natural con un sexto toro que fue de menos a más. De haberlo matado a la primera, los pañuelos blancos hubieran aparecido en el tendido. La faena a su primero tuvo poca historia por las pocas opciones que ofreció el animal.

Fotos: Philippe Gil Mir

La Brède. Por la vía de la sustitución entró en la corrida de Robert Margé, sobre el papel la ganadería menos dura que lidiaría este año. Cortó una oreja al primero de su lote, un toro con escasa transmisión con el que Maxime se entregó para que la faena tuviera relevancia. Lo mató de una entera, estrenando así su casillero. Empezó la faena a su segundo en los medios, en toro acudió de lejos y Solera logró una serie de alta intensidad. Cuando parecía que tenía todo de cara para un triunfo importante, el toro bajó la persiana y se apagó por completo. La faena fue a menos y tuvo que pasaportar al de Margé pegado a tablas.

Fotos: Philippe Gil Mir

Céret. Volvió a su plaza, pero se encontró con un ambiente un tanto enrarecido, entre el cariño de muchos y la excesiva dureza de otros, que en cambio hicieron mutis con un par de matadores consagrados en estos circuitos que claramente no tuvieron su tarde. Mató una corrida de Saltillo que pareció más una de buendía. El Viergado que hizo sexto poco o nada hizo recordar a sus hermanos de mismo nombre, este fue deslucido y soso. En cambio, su primero fue un toro de una clase excepcional al que Solera supo templar, torear suave y dejó los mejores muletazos de la feria. A pesar de esto no terminó de brillar, faltó creérselo de verdad y el toro se fue con las orejas puestas. Enterró el estoque hasta la empuñadura en sus dos toros, aunque tardaron en doblar.

Fotos: Mikael Fortes

Orthez. Una semana después se vistió para hacer frente a una fuerte corrida de Cura de Valverde. Su primero se defendió sin llegar a entregarse nunca, por el izquierdo fue prácticamente imposible y el trasteo no cogió vuelo. Solera fue silenciado y el cornúpeta pitado en el arrastre. El segundo de su lote fue distinto, más noble. Maxime entendió lo que requería el toro, pero el mal uso de los aceros alejó cualquier posibilidad de tocar pelo.

Festivales. Inició la temporada en un festejo junto con compañero Octavio Chacón en la ganadería Cura de Valverde y la terminó con buenas sensaciones en Mejánes en el festival a beneficio del Hospital de Arles. En su último compromiso cortó una oreja al astado de San Sebastián tras una actuación completa en la que hizo un quite al alimón con Fernández Méca, puso banderillas, entendió a su oponente con la muleta y lo mató de un espadazo.

Fotos: Philippe Latour y Daniel Chicot